Es muy común conocer alguna mujer que sufra de maltrato psicológico y físico en su matrimonio y la misma siempre busque excusas para justificar el acto de su cónyuge. Incluso llegar a sentirse culpable de ese maltrato.
En estos casos, existen muchos panoramas, uno de ellos es donde el hombre toma el papel del líder en el matrimonio, pero éste, está mal enfocado al ejercer su poder y violencia en contra de la mujer. Juega con su mente y le hace ver que ella está para atenderle y es una ley lo que él dice se debe hacer.
La Organización mundial de la salud, manifiesta que la violencia de género va en aumento. Aunque parece increíble es el mismo enamoramiento, la baja autoestima y la necesidad de ser amadas las que les motivan a estar junto a una relación tóxica con un hombre que no le aporta nada positivo, sino todo lo contrario, que les daña.
En su mayor parte se trata de violencia conyugal. En todo el mundo, casi un tercio (30%) de todas las mujeres que han mantenido una relación de pareja han sido víctimas de violencia física o psicológica por parte de su pareja. En algunas regiones, esta cifra puede llegar a ser de hasta el 38%.
A nivel mundial, el 38% del número total de femicidios se debe a la violencia conyugal, lo que resulta ser una cifra muy alarmante.
Estas mujeres, por lo general piensan que, si no obedecen a sus hombres, se termina la pantalla de ser buena madre, de ser la esposa de alguien, de ser mantenidas, no visualizan su vida sin ese hombre a pesar de que la maltrata.
El problema es que hay mujeres que se casan con la idea de que el matrimonio es para toda la vida, pase lo que pase. Así sea infidelidad o golpes. Eso es lo que tiene a muchas mujeres pobres de pensamiento, no conocen la libertad emocional.
Estas mujeres que sufren de maltrato se vuelven sobrevivientes al día, porque nunca se sabe cómo reaccionará este hombre violento, viven sufriendo, pero es más fuerte ese lazo que ellas llaman amor y con la esperanza de que algún día ese cruel hombre cambie.
Pero, lo único real y verdadero en todo esto es que las mujeres no deben esperar tocar fondo para reaccionar, siempre tienen la oportunidad de cambiar su vida, porque todas merecen ser respetadas y valoradas.