La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla. Si nos ponemos a pensar el por qué de cada cosa que suceda, quizá nos perderemos de mucho. Esta vida no actúa siempre como esperamos, pero por esperar algo no significa que eso sea lo mejor para nosotros, a veces, es cuestión de observar bien. Hay que tener un enfoque cada vez que cerramos una puerta.
Cerrar un ciclo en nuestra vida no significa algo malo, al contrario. Cerrar un ciclo posibilita la capacidad de ver a un universo entero frente a nosotros. De este modo, la responsabilidad de nuestras decisiones aumenta, ya que, entre todo el universo, podemos escoger solo una cosa.
Aristóteles decía que “Escoger”, era ejercer el derecho a sacrificar miles de opciones por el beneficio de una. Cuando escogemos mal, no siempre es necesario verlo como algo total mente negativo para nuestra vida. Haber atravesado puertas que nos dieron una posada de dolor y malas experiencias, nos ayuda a crecer.
Aprender del dolor es parte de la madurez emocional que se va adquiriendo con el tiempo. Hoy, eres el resultado de malas elecciones. Hoy, te presentas ante un universo de nuevas posibilidades. Hoy, tienes la posibilidad de escoger sabiamente o cometer de nuevo los errores del pasado.