Hay ocasiones en que las emociones nos juegan alguna mala pasada. Cuando razonamos con nuestros sentimientos involucrados, llegamos a conclusiones que no siempre serán las correctas.
Hacer un razonamiento emocional implica, como su nombre lo indica, razonar en función de cómo uno se siente. Nuestras emociones pueden afectar nuestros pensamientos, de forma negativa.
Por ejemplo, si nos sentimos solos, podemos llegar a pensar que nos lo merecemos, que no somos dignos de ser queridos, o que tenemos algún defecto que aleja a las personas.
Aunque, también se da el caso en que solemos juzgar las conductas o los estados emocionales de los demás; por el cómo nos sentimos nosotros en ese momento.
El razonamiento emocional genera ilusiones partiendo de la emoción. Ya que tus decisiones o pensamientos se ven afectados por emociones, que solo nublan el verdadero juicio.