La soledad hace que veamos el amor en todas partes. Pero ojo, que no hay que confundir a la soledad con la sensación de vacío, ya que, podemos estar rodeados de 20 personas y, aun así, sentirnos solos. Esa es la verdadera soledad, la que nos llena el pecho de un vacío que queremos llenar con hasta la más mínima muestra de amor.
Nos merecemos a esas personas que dicen poco, pero hacen mucho. No alguien que solo te busca cuando te tiene ganas. Necesitamos a alguien que de verdad pueda llenar el vacío, y no solamente que venga a darnos una palmadita en la espalda y pretender que abramos las piernas por ello.
No necesitamos a alguien que solo esté para ratos de alegría, porque eso, lo puede hacer cualquiera y, en definitiva, no nos llenan el vacío, solo lo tapan con sus manos a lo mucho, por unas cuantas horas.
Lo que necesitamos es que la gente comprenda, que el amor no es cosa de juego y que jugar con el corazón vacío de una persona, haciéndole creer que tienes suficiente cariño para llenarle, es peligroso.
Debemos alzar la cabeza y dejar de mendigar el amor en los “quizá te quiero”, y comenzar a apreciar lo hermoso de las intenciones desinteresadas de algunas personas que, de verdad, quieren ser la pieza que le falta a nuestro rompecabezas. Te mereces alguien que le importe tu presente y tu futuro, y que, de tu pasado, pueda aprender cómo tratarte mejor.
La soledad, hace ver amor en donde no lo hay, en donde no existe. Por ello, debemos, antes que todo, buscar dentro de nosotros esa luz que yace extinta, porque de ahí mana, la vida, el amor más puro y es la mejor manera de afrontar el vacío en los corazones.