No es sencillo explicar el deseo mimético. Puede resultar un poco complejo, pero, acá lo resumiremos de forma breve y clara.
Empecemos poniendo un punto de referencia, el cual serán tus propias relaciones. A partir de tus experiencias podrás determinar si el deseo mimético es una realidad o no. Diría que todos hemos tenido esa sensación de ser “más interesante” cuando se está en pareja que cuando se está solo.
Has pasado meses o incluso años en soledad, y en este periodo parece que nadie voltea a mirarte. No sientes energías para entablar una nueva relación y sientes seguridad de que así será por un largo período. Si alguien se aproxima, sientes que el interés dura muy poco y te rindes con facilidad, de tanto intentarlo, prefieres quedarte sola y no seguir buscando al amor del cual todos hablan.
Finalmente, por azares del destino, consigues a una persona que parece ser la indicada… Pero no todo es felicidad: Por algún motivo, no solo aparece ese alguien, sino que aumentan la cantidad de propuestas y pretendientes que ahora parecen jurarte amor o compañía sincera.
Ese amor que tanto buscaste sin éxito, ahora parece llegar a montones, ya cuando habías dejado de buscarle… Y se intensifica cuando por fin logras elegir a uno de ellos. Ahora no puedes evitar decirle al mundo
¿QUÉ DIABLOS SUCEDE?
Durante mucho tiempo, hemos intentar justificar este tipo de cosas por medio de la Ley de Murphy, la cual plantea que, “Si algo malo puede suceder, así sucederá”, y por ello, pensamos que el universo conspira para que las cosas nos salgan mal. Sin embargo, la ley de Murphy se hace famosa porque ese enunciado fue pesimista, pero lo que en realidad quisieron decir es que “Lo que sucederá, pasará sin que nadie pueda hacer nada al respecto, sea malo o sea bueno”.
Así que, si te basas en esa hipótesis, quizá tu vida esté destinada a estar llena de desaciertos en el aspecto amoroso o cualquier otro. El secreto es que tomes tú las riendas de tu vida y hagas tú, tu propio destino.
Por otra parte, René Girard, un historiador, filósofo y crítico, desarrolla una hipótesis donde afirma que detrás de este tipo de “tragedias del amor”, existe un elemento oculto que trabaja para que las cosas se den de cierto modo.
Según sus estudios, y basándose en otros escritores y filósofos, como Miguel de Cervantes, René dice que existe un patrón constante en cuanto a las relaciones. En todas ellas hay un conflicto “triangular”, donde existe un protagonista y dos personajes más, los cuales motivan a dichos protagonista a enfrentarse a una problemática y descubrirse a sí mismo.
El protagonista, según René, desarrolla sus motivos en base a los deseos de otras personas y no los suyos propios, y acá viene lo del deseo mimético: Ese deseo se basaba en tener lo que las otras personas tenían. Por ende, si tus allegados tienen intereses amorosos, tú, como protagonista, sentirás el deseo de tener ese enlace romántico con otra persona para no sentirte excluida del grupo. Este deseo mimético se presenta, no solo en el plano afectivo, sino en todos los ámbitos de la vida.
Ahora, teniendo en claro esto, podemos decir que, el deseo mimético al presentarse en el plano afectivo, se presenta de la siguiente manera:
Cuando otras personas observan que inicias una relación, su deseo mimético les impulsarán a tener lo mismo que tu compañero de vida posee, en este caso, tú. No eres un objeto, claro, pero es una manera ilustrativa para que comprendas que el deseo mimético de otras personas parece activarse al ver que eres feliz, y ellos querrán ser parte de ese plano afectivo donde estás involucrado. Por ello, mientras estés sola, no habrá nada que los demás quieran desear de ti, si lo vemos desde el punto de vista mimético, claro está.
Ahora bien, recuerda que esto es una mera hipótesis, y que las cosas que obtengas o dejes de tener en tu vida, pueden deberse exclusivamente a tu actitud ante la vida.