Cuando por fin se sienta cabeza, y se quiere comenzar una relación formal con toda la responsabilidad que ello implica, porque de verdad consideramos que el amor verdadero por fin ha tocado nuestra puerta.

Es entonces cuando aparecen un centenar de obstáculos, incluyendo esas personas, capaz de destruir nuestra felicidad, interponiéndose en nuestro camino y arruinando por completo nuestra relación.
Y allí, es cuando se genera en nuestro interior la expectativa, y aunque confiamos en nosotras mismas, tenemos seguridad de quienes somos y lo que valemos, y sabemos que todos nuestros atributos hacen que cualquier persona quiera estar a nuestro lado.
Llega un momento en que eso pasa a segundo plano y empezamos a sentir un tanto de miedo e inseguridad por el riesgo que corremos al estar cerca de personas sin escrúpulos, “arpías” ha decidido llamarle la sociedad. Y es que les encantan lo ajeno, lo que es de otras personas, lo que ya tiene dueño, o en su defecto, está comprometido.

Y es que cuando un hombre está comprometido, como que genera más placer para ciertas mujeres, pues le causa mucha diversión o alegría proponerse que estos hombres se fijen ellas, esperando ansiosamente arruinar definitivamente una relación bien consolidad, desafiando esas tan apreciadas felicidades amorosas.
Desafían al destino con obsesiones sin sentidos, con tal de salirse con la suya, sin importar cuánto daño cause, y el sufrimiento y las consecuencias que sus malos actos puedan generar.
Es por ello, que una mujer que por su instinto natural sienta este tipo de peligro en su relación, lo mejor que puede hacer es cuidar a su pareja, obviamente, esta demás decir que quien quiere engañar no hace falta de un tercero o algo externo para hacerlo, pero hay que reconocer que las tentaciones andan caminando por las calles.
Y dejar las inseguridades a un lado, porque quien escoge estar con nosotras es porque así lo quiso y no tiene que andar buscando en otra parte lo que tiene a su lado.

Sin embargo, como buena mujer que somos, lo mejor y más recomendable es mantener nuestras alarmas al mando, y nuestro sexto sentido e intuición bien despierto, por si viene alguna por ahí queriendo estropear nuestra relación. Y seguridad, ante todo, pues quien demuestra debilidad, regala sus puntos débiles, así como si nada.