Cuando el miedo le gana al amor.

391

Yo era un reto para ti, te daba pavor estar conmigo, salir de esa esfera de Confort donde siempre te sentías cómodo y con control de todo lo que te rodeaba.

Yo era ese paso que cambiaría tu vida, pero que por miedo nunca diste

Ads
Ads

Era un giro de 180 grados, era las antípodas de tu vida monótona y desdichada, era el polo opuesto de lo que nunca quisiste ser y hoy eres por cobarde.

Tu temor se sustentaba en mi inteligencia, en mi fuerza, en mi visión a futuro. Te daba miedo tener que lidiar con una mujer como yo, incluso cuando yo te ofrecí poner mi corazón en tus propias manos y enseñarte cómo una persona como yo, que aún creía en el individualismo, podía apartar un poco de su antipatía por el amor que sentía por ti.

Te aterraba la idea de que, por alguna vez en tu vida, alguien llevara las riendas de las cosas, que pudiesen ir en contra de tus antojos y que tú por amor sólo pudieses seguir la corriente.

No era un tema de dominio, imbécil, era un tema de que nos amábamos y estábamos dispuestos a sacrificar el orgullo que ambos sentíamos por estar juntos, porque de eso se trata el amor, de superar los miedos, la apatía, la arrogancia y cualquier otro obstáculo que se interpusiera entre nosotros.

Ads

A pesar de todo ello decidiste dar un paso al frente prometiendo cosas como cambios y mejoras en tu actitud, así como yo también lo hice, porque sabíamos que estando juntos éramos más fuertes, pero tú, por tu cobardía, sólo lo dijiste de la boca para afuera.

Pasan meses y la rutina comienza a azotarnos. La peligrosa monotonía se hace presente y el desasosiego que provoca repetir los días a días se apoderan de nosotros. Y eso porque aún sentías miedo del cambio de evolucionar a mi lado, de ir más allá de atarte a una silla y un trabajo, entregarte por completo a tus deseos y tu cariño, y cumplir con todas esas metas que de niño siempre tuviste, y ahora tenías a alguien con quien podías ir de la mano a cumplirlos, y no lo aprovechaste.

El miedo es asesino en la adultez. Mata aspiraciones y resulta fatal para los lazos más fuertes de amor, así es como el miedo le gana al amor, dejando de lado todo lo que una vez pudo ser y nunca pasó por mero orgullo disfrazado de temor.