Un día decidí hacer un experimento: durante dos meses dejaría de andar defendiéndome como si mi vida fuera algo que tuviera que andar explicando, justificando o por la que tuviera que pedir perdón. Al principio veía como me venía la compulsión de explicarme, más que nada por miedo a ser malentendida, o la compulsión de dar detalles acerca de mi razonamiento o del porqué hacía las cosas o de dar toda una historia acerca de cómo me sentía como si simplemente estar sintiendo algo no fuera suficiente.
Veía como surgía ese impulso, y aprendí que sucede mucho más seguido de lo que hubiese imaginado, y elegí no tener que justificarme más, lo que en general se traducía en dejar de hablar.
En el silencio, veía como la verdad de mi experiencias, mis sentimientos, mis decisiones y mis puntos de vista eran capaces de llenar todos los espacios por sí mismos y ya no requerían una defensa o una explicación razonada.
Después de dos meses no encontré una razón para terminar con mi experimento, estaba aprendiendo muchísimo de la vida y me sentía a gusto con mi elección de no tener que justificarme. Así dos meses se convirtieron en dos años, y dos años se convirtieron en mi estilo de vida. Ya no es como esos tiempos en los que durante días y semanas mi oído estaba entrenado para pesquisar el preciso momento en el que una temida justificación saltaba de mi mente a mi boca. Ahora el no tener que dar explicaciones está simplemente integrado en mi experiencia diaria y me encanta.
Para ti, para mi, para todos, cree esta lista de cosas por las que no necesitas dar explicaciones, justificaciones o defensas.
1. Tus sentimientos.
Los bellos y los feos. Los que son una maraña y los que son claros como el agua. Cualquier sentimiento que tengas, no busques justificarlo, ni a ti ni a nadie. Mejor observarlos e intenta descifrar lo que te quieren decir. Vuélvete amigo de tus sentimientos, disfruta de los buenos y se compasivo con los que no lo son tanto, pero da la bienvenida y aprende de cada uno de ellos. Conócelos y no les temas. Ya sea que vayan o vengan, sean fuertes o suaves, eternos o pasajeros, sean cuales sean son tuyos y no requieren de defensa alguna.
2. A quién amas y por qué le amas.
Si amas a alguien, eres dichoso. Sea quien sea, el amor es un sentimiento maravilloso que no requiere de justificaciones ni explicaciones. Sumérgete en ese sentimiento y déjalo fluir, conecta con la personas que amas en la máxima intimidad del sentimiento del amor.
3. Lo que comes.
Si te gustan los carbohidratos o no comes carne, o decidiste volver a comer carne y dejar los carbohidratos, si te gusta el café, o los jugos, o el agua, o la sal o el azúcar… Olvídate de explicarle al mundo porqué comes lo que comes. La obsesión con la comida de nuestra sociedad ha creado una cultura donde todo el mundo siente que tiene que explicar sus preferencias alimenticias. Pero nadie tiene porqué darte su aprobación acerca de las cosas que te afectan sólo a tí, es tu cuerpo y tú eres el responsable de qué cosas vas a consumir. Cuida tu cuerpo, pero elige tú cómo cuidarlo, es tuyo, de nadie más.
4. Tu “No.”
Decir “no” es una oración completa en sí misma. Que nadie te haga sentir que debes explicar porqué no quieres tomar otro cocktail, o salir a bailar, o usar cierta ropa, comer cierta comida, usar o no cierta tecnología, sea lo que sea. Si no quieres, entonces no y punto.
5. Tus Necesidades
Todos tenemos necesidades, pero algunas veces es difícil tenerlas, nombrarlas, por el miedo de que no sean satisfechas y sintamos una terrible sensación de ausencia. Pero a pesar de ello, las necesidades son una de las grandes cosas que nos conectan a todos, La necesidad de ser amado, de estar protegido, de ser autovalente, etc; aunque sean diferentes para cada individuo, nadie puede escapar a su existencia. Por eso mismo quizás deberíamos dejar de pedir perdón por tenerlas, y mejor nos concentramos en ver cómo podemos satisfacerlas y satisfacer las de los demás.
6. Lo que usas.
Tus pantalones, tu maquillaje, tu decisión de no maquillarte, si prefieres comodidad o lucirte. Son todas decisiones tuyas, no le expliques a nadie porqué te vistes como te vistes.
7. Si decides tener hijos o no tener hijos.
No todo el mundo quiere tener hijos en la vida y eso está más que bien. Cada persona es libre de elegir cómo quiere que sea su vida, independiente de la opinión de los demás.
8. Tu expresión.
Las palabras que eliges, tu arte, tu creación. Son tuyas, no sientas que tienes que defender la forma que tienes de expresarte.
9. Tu personalidad.
Si eres tímido, extrovertido, cambiante, energético, tranquilo, sea como seas, no sientas que te tienes que justificar. Tu personalidad es única e irremplazable. Tú importas, tú importas, tú importas.
10. Las personas que quieres en tu vida y las que no.
Las personas con las que nos rodeamos tienen un gran impacto en nuestra vida, el hecho de que elijas a quienes quieres invitar a que participen de tu vida y a quienes no es algo que decides tú, no tienes que defender esta decisión.
11. Si quieres estar solo o acompañado.
Hay personas que aman la compañía de los demás y sienten que todos los espacios de su vida son mejores cuando hay otra persona presente. Pero también hay personas que valoran mucho su tiempo a solas y sienten que deben haber espacios en su vidas que se puedan dedicar sólo a ellos. Ambas opciones están bien, no sientas que tienes que justificar tu elección.
12. Tu pasado.
Que nadie te haga sentir que debes explicaciones acerca de tu pasado, tu pasado es tu pasado, no puedes hacer nada por cambiarlo, pero no importa. Lo que importa es que lo dejes ir, que no te atormente y que no te pierdas del presente por tener la mente en el pasado. Hay un proverbio chino que viene al caso: “Si estás mirando en la dirección correcta, entonces lo único que debes hacer es seguir caminando.”
13. Tu presente.
“No te quedes pegado en el pasado. No sueñes con el futuro. Vive el momento presente” – Buda
Éste día. Éste momento. Ésta vida. Es tuya.
Lo mejor que puedes hacer para ti mismo es vivir el presente como tú quieras, elige cómo quieres que sea tú vida en este momento y no permitas que otros la dicten a su manera.
Via: Elephant Journal