Las relaciones se soportan en la confianza y esta a su vez está directamente proporcionada a la sensación de seguridad que tenemos sobre alguna persona, cuanto valor tiene su palabra para nosotros y que podemos esperar de ella.
Sabes que no toda verdad tiene que ser expuesta, hay verdades que no son necesaria decirlas y que esto no tiene por qué afectar a nadie. Hay información que sólo nos pertenece a nosotros, bien sea porque se trata de nuestro secreto, porque aun siendo verdad, no contribuye, no suma, siendo algo que no le interese a la otra persona.
Cuando uno miente, tiene que estar consciente de que de una forma u otra siempre sale a la luz. Y cuando eso pasa, hay algo que se quiebra, estalla, la persona que ha sido víctima del engaño, así quiera disimularlo, pierde la confianza sobre la otra persona. Se pone en duda todo, hasta lo más pequeño, incluyendo las palabras más hermosas, los amores más intensos. Cuando la mentira es descubierta, hace que la relación no sea la misma. Quebrando la confianza que tenían entre ellos.
La confianza se desmorona
Y puede ser que sólo trate de una pequeña mentira. Aunque toda su relación esté cargada de solidez, de verdad, de honestidad, pero por esa pequeña mentira se pierde todo. Es la duda que pasa a ocuparse de la relación minimizando lo demás.
Aquí es donde comienza los interrogantes, las preguntas retóricas. Pensando que hay detrás de todo ello, nadie miente por mentir, cual es la intención de querer ocultarlo, será la única mentira, etc de dudas. En fin, la duda, la desconfianza, la pérdida del valor de la persona de la persona amada se vuelve débil.
Por eso es recomendable decir la verdad, ser honesto, darle toda la información a alguien para que pueda decidir con propiedad. Si la verdad a veces puede doler, pero descubrir la mentira duele mucho más.
No hagan que una pequeña mentira rompa una relación saludable. Si llegan realizar una mentira pues asuman las consecuencias y no sumar agravantes que nos alejen de nuestros grandes amores.