Respuestas, sanar, olvidar o simplemente, la espera. Así son los regalos del tiempo, abstractos, útiles y valiosos. A través de él podemos saber quién nos ama realmente, y quién se fijó solo en lo que sus ojos le mostraron. Porque si bien dicen que te puedes enamorar a primera vista, nada asegura que después de haberlo hecho, vas a amar a la persona de la cual te enamoraste.
Sí, amar no es lo mismo que enamorarse. Podemos estar enamorado de una bonita cara y creer que ese deseo que sentimos, es amor puro. Pero solo con el tiempo lo sabremos, sabremos si nuestro corazón está rompiendo el capricho carnal que nos hace delirar.
Es cuando le damos tiempo al tiempo, que logramos reconocer en el otro sus defectos, imperfecciones y aquello que les hace humano. Eso que tratamos de ocultar cuando por el deseo, glorificamos a las personas que nos gustan, pretendiendo volverlas deidades divinas.
Es a través del tiempo, que los ojos se vuelven ciegos, y comenzamos a valorar lo que es realmente esencial en el otro, aquello que es invisible a la vista. Así que, el tiempo no es solo un concepto al que le tememos, porque este se lleva todo a su paso. Con él, todo lo que queremos, todo lo que odiamos, todo lo que conocemos, deja de existir, pero con él, logramos también valorar lo que poseemos aquí y ahora.
El tiempo es un aliado misterioso que se oculta detrás de algunos temores, solo quien es realmente sabio, sabe cómo lidiar con él. No te hagas enemigo de algo que te muestra cómo son las cosas realmente. A veces, no tenemos amigos que nos digan lo que necesitamos oír, a veces, solo nos rodean personas que, para estar bien con nosotros, nos dicen lo que nuestros oídos quieren escuchar, y que nos digan que la persona de la que estamos enamorado es una maravilla sin defectos, es una mentira que solo el tiempo nos hará descubrir, luego, ya cuando veamos cómo esa supuesta maravilla está diseñada por dentro, podemos decir si le amamos o no.