Cuando tienes un regalo y se lo quieres dar a alguien, pero esta persona lo rechaza ¿A quién pertenece el regalo? A ti ¿Cierto?
Lo mismo sucede con las groserías, insultos y demás malas acciones, si no las aceptamos, seguirán dentro de la persona que nos las intentó dar. Sé que puede ser muy difícil callar cuando alguien hace algo que nos afecte, pero, invertir el tiempo en ignorarlos, es la mejor manera de responder.
Mientras el bruto grita, el inteligente calla y piensa. Las personas tóxicas y agresivas, necesitan siempre expresar el descontento que llevan dentro, y las malas acciones, gritos e insultos, es la mejor manera de hacerlo, es su medio de desahogo y por ello, insisten en buscar personas que de verdad se sientan ofendidas, porque de lo contrario, creerán que nadie les escucha.
No hay un truco mágico detrás de todo ello, no se trata de un poder especial ni de convocar mantras para el autocontrol. Es solo un tema de aceptación, de reconocer que “ignorar” suele ser la mejor de las respuestas y la forma más segura de querer ser feliz.
Pero todo tiene un límite. A veces, ignorar no es suficiente, a veces la agresividad de las personas pasa a afectar nuestra vida cotidiana, y es ahí donde debes enfrentar el problema. No pierdas tiempo discutiendo, coloca una denuncia por acoso y listo. Las personas suelen evitar entrar en problemas legales porque les parece tedioso el proceso, pero debemos poner un alto a los brabucones, porque de un insulto a un golpe, hay solo un segundo de distancia.