“Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es
y se reconoce libre de ser lo que es”.
Jean Paul Sartre
Ser feliz, es como preparar un pastel. Así que, para alcanzarla, necesita los ingredientes. Para lograr prepararlo, debe ir al supermercado, buscar los ingredientes e irlos echando al carrito de compra. En el proceso usted no se detiene a buscar legumbres o cerveza, no necesito eso para ser feliz, es decir, para hacer su pastel. Finalmente, usted paga por sus ingredientes y prepara su felicidad en casa. ¿Qué tiene que ver todo esto con la autenticidad? Empecemos…
Ser auténtico en estos días, es quizá, el mayor de todos los desafíos. No exagero, ya que el mayor requisito para serlo, es saber reconocer la diferencia real entre lo bueno y lo malo. ¿Qué tiene que ver esta concepción de lo bueno y lo malo con la autenticidad y el ejemplo anterior?
La filosofía clásica plantea que, la persona que es auténtica, es aquella que asume su responsabilidad, tiende a lo bueno, valora su libertad y persigue la felicidad. Dentro de tal concepto, no hay cabida para un “Ser malo de vez en cuando”, o, “aprovechar la desventaja del otro”.
Pero ¿Por qué nombramos a la felicidad dentro de la autenticidad? Porque el hombre auténtico, el que realmente supo serlo, busca ser feliz, ante todo, o al menos, lo consigue incluso de manera inconsciente.
La felicidad es el fin último del auténtico.
El ejemplo inicial, te lo plantea de esta forma: Toda persona que quiera ser feliz, necesita echar en su carro de compra, los ingredientes necesarios para serlo. Quizá, y será de ese modo, usted se detenga a comprar algunos antojos, solo para satisfacer su deseo y capricho, y es ahí, donde la persona auténtica se coloca a prueba.
Uno piensa que, por satisfacer deseos y caprichos, está atendiendo a su necesidad de ser feliz, pero ¿Una soda te hace feliz? ¿Un helado? ¿Una droga? ¿Un arma? Puedes tener deseos de consumir drogas o portar armas, y no porque lo desees, significa que sea bueno. Puedes tener ganas de comer un helado, y si bien no es malo, no te ayuda a ser feliz. Comer helado o tomar cerveza, puede darte un momento de alegría, y solo eso.
El que es realmente auténtico, sobre pasa cada una de sus decisiones para que, la mayoría de estas busquen hacerlo feliz realmente. Y, ¿Cuáles son esas decisiones? Aquellas que no son solo buenas para nosotros, sino que son buenas por sí mismas también.
Por ejemplo: Hay gente que alcanza su felicidad amando a otros. Amar es bueno y cualquiera que reparta amor y lo reciba, será feliz. Hay quienes materializan un poco tal felicidad, y lo ven desde el ámbito profesional: El que estudia para ser médico, porque él considera que salvar vida lo hace feliz, es auténtico, porque la medicina no solo será buena para él, sino que es algo bueno en sí mismo, al igual que la ingeniería, la literatura, las ciencias, etc.
Entonces ¿Qué es ser realmente auténtico? Serlo, es atender a nuestras necesidades, usar nuestro poder de elección responsablemente (libertad), diferenciar los buenos de los malos deseos y querer siempre ser felices en base a tales buenas elecciones. No tiene nada que ver con ser “únicos y originales”, se trata de que, en una sociedad donde el concepto de bien y mal está distorsionado, creyendo que ello es relativo, usted logre remarcar la línea y actúe de manera correcta en cualquier escenario.