Decir que todos hemos sentido realmente esa sensación, sería mentira. Si bien muchos han aclamado por qué nadie les ama, a los cuatro vientos, la verdadera sensación de no ser amado suele padecerse en silencio.
El dolor que consume por dentro, es debido a una terrible sensación de vacío que resuena con eco en el pecho. Esta sensación, empuja a las personas a buscar con desesperación, el amor en cualquier esquina, terminando así, siendo víctimas de personas que se aprovechan de nuestra falta de cariño propio para jugar con nuestros corazones.
Somos culpable de ello, en la medida que nos negamos a reconocer que, dentro de cada uno de nosotros, hay un faro de luz que alumbra en plena oscuridad, el cual nos guía hasta la orilla y nos muestra que, dentro de nosotros, hay suficiente amor para no requerir suplicarlo en corazones ajenos.
Aprovechar esa sensación de vacío y transformarla en fortaleza a través del encuentro con uno mismo en soledad, nos ayuda a prepáranos para nuevas relaciones en las que podremos, no sólo sentirnos realmente amadas, sino también, lo suficientemente llenas para no tener que mendigar el amor ajeno o depender de este para alcanzar nuestra felicidad.
En definitiva, esta búsqueda interna del amor propio, nos hace más independiente del amor ajeno, pudiendo así, vivir tranquilamente sin nadie a nuestro lado y borrando por completo, la sensación de no ser amados por nadie.