No existe un calificativo para las emociones, es decir, ni son buenas ni malas, simplemente, pertenecen a una parte importante de nuestra vida y son nuestras acciones en nombre de dichas emociones, las que deben catalogarse como positivas y negativas.
La ira, incluso, puede considerarse como buena luego de una ruptura amorosa, ya que protege a la persona a nivel psicológico de cosas que le han hecho daño. Sin la ira, no sabrías que lo que está pasando en este momento, es malo para ti.
Veámoslo de esta forma: Cuando te cortas la piel, surge el ardor y dolor por ello. Esto es un reflejo, un llamado de la mente a decir que algo que está sucediendo y debes tener cuidado de volver hacerlo. Lo mismo pasa con la ira y la tristeza, esta nos advierte de que algo mal está sucediendo a nuestro alrededor y que debemos evitarlo.
La mejor forma de canalizar esta emoción, es aceptándola como parte de tu vida y como producto de que algo malo acaba de suceder. Desahogarse por medio del llanto, la escritura o la plática con personas ajenas a tu relación, ayuda a equilibrar la ira con la calma y, de a poco, nos impulsa a superar dicha emoción.