Según una definición teórica, la música es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios respetando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psicoanímicos.
Por tal razón, la música puede acoplarse rápidamente en el estado de animo de una persona, jugando un papel fundamental en el bienestar psicológico de cada una, es por ello, que se dice que la música es una fuente de bienestar y satisfacción.
De la misma manera, la música tiene un papel fundamental en muchas sociedades y culturas. Desde el principio de los tiempos, ha sido protagonista de ritos, cortejos, señales de identidad y, en definitiva, podemos hablar de ella como un método de expresión humana.
Además, en el apartado social se puede decir que la música fortalece las relaciones personales. Así, podría decirse que la música también ha sido esencial en nuestra historia evolutiva.
Los motivos que hacen a la música nutriente de las relaciones personales son muchos y variados. Entre los generales, y no exclusivos de la música, están el compartir la atención hacia algo, tener un objetivo común o experimentar sensaciones positivas en una actividad compartida.
Cada música tiene su estilo, esencia y personalidad, es por ello que cada persona podría identificarse a través de sus gustos musicales. Cuando una persona comparte sus preferencias respecto a la música, está revelando una parte de si muy importante, pues a través de esta, se puede indagar un poco acerca de su personalidad.
Al compartir gustos musicales con una persona, se está compartiendo parte de su vida, y esto es un acercamiento bastante importante, pues hay datos que pueden ser descifrables a través de esta revelación, secretos ocultos o estigmas marcados.
De forma concreta, la música además nos lleva a compartir el ritmo, promoviendo la sincronización entre dos o más personas. Por otro lado, hay numerosos estudios que indican que la clave está en la segregación conjunta de hormonas.
Este sería uno de los caminos por los que la música fortalece las relaciones personales.
Bien bailando, cantando o tocando instrumentos musicales de manera conjunta, la música dar lugar a que varias personas se sincronicen. Así, el efecto de la sincronización en los lazos personales parece basarse en la relación entre mimetismo (o imitación) y la compenetración.