Worthington, un profesor emérito de psicología en Commonwealth University en Richmond, Virginia, decidió seguir un modelo de intervención que creó años antes llamado REACH Forgiveness (LLEGA al Perdón), una guía para ayudar a sus clientes a ser más tolerantes, lo que necesitaba él en ese momento.

REACH significa recordar esa situación que nos hirió, pero empatizando con la persona que nos hizo daño. Pensar en perdonar a esa persona como un regalo altruista y comprometiéndonos a perdonar sin volver atrás.
Tener la capacidad de perdonar desde el corazón es algo sumamente benéfico para el alma de las personas. Sin embargo, hay a quienes se les dificulta profundamente hacerlo.
“Hay diferencias en filosofía y religión y creencias personales acerca de si las personas piensan que el perdón es apropiado o posible y ese tipo de creencias puede evitar que perdonen”, dijo Worthington.

Generalmente, los estudios sugieren que practicar actos de perdón está relacionado con los beneficios de salud mental y física, incluidas la reducción en los niveles de presión arterial.
Guardar rencor y odio aumenta el riesgo de enfermedad coronaria en un artículo que se publicó en Journal of the American College of Cardiology en 2009.
El artículo incluyó la revisión de cuarenta y cuatro (44) estudios publicados anteriormente sobre la enfermedad cardíaca, en donde se encontró que la ira y la hostilidad estaban relacionadas con un aumento de los eventos de enfermedad coronaria, como un ataque cardíaco, en personas sanas y un pronóstico desfavorable en aquellos que ya tenían antecedentes de enfermedad cardíaca.
Respecto a lo anteriormente expuesto, Neda Gould, psicóloga clínica y profesora asistente de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, reveló lo siguiente:
“Para entender mejor el proceso de perdón, podría ser útil dar un paso atrás y observar el proceso de aferrarse a la ira”, aseguró la psicóloga.
“La ira es una forma de estrés, por lo que cuando nos aferramos a la ira es como si estuviéramos activando la respuesta de estrés del cuerpo, o la respuesta de lucha o huida, crónicamente. Sabemos que activar esta respuesta de forma crónica lleva al desgaste del cuerpo”, dijo.
Continuó: “Puede que no sea sorprendente que cuando nos comprometemos con el acto de perdonar, podamos comenzar a desactivar la respuesta del estrés y los cambios fisiológicos que la acompañan”.

En resumen, el perdón puede proporcionar algunos factores de protección contra el estrés de por vida. Los investigadores saben desde hace mucho tiempo que el estrés de por vida está vinculado a problemas de salud mental que pueden presentarse con el tiempo.