Nuestro mejor aliado en la vida es la memoria, es a través de ella que recordamos cosas, que pueden ser útiles o importantes en ciertos momentos determinados de nuestra vida, como fechas de cumpleaños de personas especiales, tomar algún medicamento a cierta hora, hacer alguna llamada importante, entre otras cosas.
Sin embargo, ésta, algunas veces puede fallarnos, bien sea por cansancio o agotamiento, estres, falta de vitaminas, algún mal o padecimiento que nos esté importunando, o simplemente a medida que nuestra edad avanza.
Pero, la mejor manera de mejorar la atención y la memoria es creando las condiciones adecuadas para que estas dos facultades se puedan expresar plenamente. Además, replicando estas dos condiciones se trasformarán en hábitos, con todo lo bueno que ello conlleva.
En realidad, mejorar la atención y la memoria es sobre todo el fruto de hábitos adecuados, además de constancia y disciplina. Se puede lograr a cualquier edad, aunque, obviamente, a edades avanzadas exige más dedicación. Hay algunas estrategias sencillas para lograrlo. Y, en el presente artículo, presentamos cinco (5) de ellas.
- Evitar las distracciones y la monotonía: Para mejorar la atención y la memoria, es fundamental evitar las distracciones. Sin embargo, nunca sobra recordarlo. Lo que hay que evitar, en particular, son los ruidos y las interrupciones. Ambos factores inciden de forma bastante negativa en la atención. Y sin atención, la capacidad para generar recuerdos se ve mermada.
Lo de evitar la monotonía no es tan obvio, pero no por ello menos cierto. Hoy sabemos que el cerebro humano tiene unos límites de tiempo precisos en el mantenimiento de la atención. En tareas que requieran de una gran concentración, lo ideal es hacer una pausa cada treinta (30) minutos e introducir cambios en la tarea o el entorno cada dos (2) horas.
- Repasar y enfatizar, una forma de mejorar la atención y la memoria: En ocasiones, una de las grandes dificultades para mejorar la atención y la memoria reside en querer hacer todo demasiado rápido. Damos por terminada una lectura, simplemente cuando acaba el capítulo o el libro. Esto no es suficiente.
De manera especial, en el caso de la lectura resulta muy importante que vayamos subrayando lo que identifiquemos como más importante o merecedor de ser un recuerdo. A la vez, al terminar es necesario darle un repaso a esos puntos que hemos remarcado. De este modo, se aprovecha muchísimo más el texto. Algo análogo se debería hacer con otras actividades.
- No realizar multitareas: Hacer muchas cosas a la vez es uno de los hábitos que se ha ido implantando en la actualidad y que, a su vez, más efectos negativos tiene. Son muchas las personas que están haciendo un trabajo y al mismo tiempo tienen el televisor prendido, los audífonos puestos, mientras que simultáneamente están pendientes de su celular.
Lo único que se logra con esto es no prestar atención plena a ninguna de las actividades que se están realizando y, al mismo tiempo, alimentar la ansiedad o la sensación de impotencia por no poder cubrir todo aquello que pretendemos. Esas son las peores circunstancias para memorizar.
- Crear atmósferas adecuadas: El entorno es un aspecto decisivo cuando se realiza una tarea que exige concentración. Si es el caso, nada mejor que trabajar en un espacio que favorezca el control atencional. Un entorno bien iluminado, en el que haya pocos distractores y un nivel de ruido bajo.
Así, una atmósfera agradable predispone el cerebro a realizar una mejor actividad. Esta atmósfera no es solo física, también es emocional. De esta manera, un tono emocional de baja intensidad va a favorecer precisamente el control atencional y la formación de recuerdos. Es paradójico, pero una emoción con tan mala prensa como la tristeza es en ocasiones un ingrediente que potencia precisamente la concentración.
- Crear estrategias externas de recordación: La atención y la memoria están muy relacionadas. Cuando se logra un nivel alto de atención, casi que automáticamente se activan los procesos de memoria. Sin embargo, hay ocasiones en las que esto no sucede, bien sea porque el grado de atención no es lo suficientemente elevado o bien porque el contenido a memorizar es más complejo de lo habitual.