En las relaciones de pareja surgen distintas situaciones, una de ellas es sentir que estamos dando todo por el otro y a cambio no recibimos nada a cambio. Si esto en verdad sucede, es un completo error. Saber encontrar el equilibrio entre lo que ofrecemos y lo que recibimos es la clave para establecer vínculos afectivos satisfactorios.
“Dar más de lo que recibimos” es una fórmula desproporcionada en donde se encuentran dos elementos fundamentales: la falta de autoconfianza y el terror a la pérdida.
El momento en que comenzamos a aplicarla, a darlo todo compulsivamente, es justamente cuando empezamos a sentir el miedo a la decepción, al abandono o a la traición. Aquí te damos varios consejos para encontrar el equilibrio y tener una relación saludable sin renunciar a tus necesidades.
- Contentar al otro desapareciendo uno misma como persona: Si nos dedicamos sistemáticamente a conformar al otro, terminaremos creándole la sensación de que tiene ‘una deuda’ con nosotros por todo lo que le damos y esa persona acabará por alejarse. Lo importante es alcanzar un equilibrio sano entre lo que se da y lo que se recibe.
- Mostrarse perfecta o autosuficiente y sin debilidades: No hay, afortunadamente, nadie en el mundo que sea así. Por ello, exhibir, nuestros puntos débiles y vulnerabilidades nos ayuda a ser auténticos y, al mismo tiempo, genera un espacio donde la otra persona puede acompañarnos a transitar por los momentos difíciles desde una conexión más sincera.
- Intentar conseguir al otro a cualquier precio como si fuera un trofeo: El verdadero encuentro entre dos individuos se da desde la honestidad. Las personas no se consiguen por la fuerza o simplemente a base de empeño.
- Tolerar las conductas del otro que nos causan malestar: Jamás permitas que tus principios y valores se vean ofendidos o menospreciados por tu pareja, y que esa concesión se otorgue graciosamente solo porque quieres estar con él.
- Depositar en otra persona nuestro propio bienestar: Somos responsables de nuestra felicidad. Ni la mejor pareja del mundo nos la puede proporcionar. Si crees que depositando esta responsabilidad en tu pareja estas en un error.
- No aceptar la propia soledad existencial: Conseguir sentirnos acompañados y disfrutar de la capacidad de valorar la soledad nos prepara para ser, a su vez, mejores parejas, contribuyendo a evitar relaciones posesivas que son terriblemente destructivas.
- Relacionarnos deficientemente con nosotros mismos: Definitivamente, tener un tremendo pavor a la soledad, al hecho de encontrarse y convivir con uno mismo, no favorece el hallazgo de un buen vínculo afectivo. Es muy importante realizar actividades que nos permitan experimentar el placer de la individualidad y de la interacción con nuestro entorno.
Contenido elaborado en colaboración con Verónica Rodríguez Orellana, directora y terapeuta de Coaching Club.