“De pronto pasaste de ser mi pequeña niña a ser todo una mujer decidida y con convicciones. Por eso creo que antes que te rompan el corazón es momento de decirte esto:
Ahora que pienso que estás lista para amar, no puedo pedirte que te enamores de un extraño, eso es absurdo; pero, quiero pedirte que, al momento de entregar tu corazón, lo hagas sabiendo conociendo bien al hombre que estará contigo siempre, solo deseo que sea un hombre que sepa amarte y apreciarte por la mujer que eres.
Quiero pedirte, que te enamores de un hombre de verdad; uno, que te mire como a nadie, que tenga esa chispa que solo se refleja en los enamorados; y que, se pierda en el brillo de tus ojos, aún en la oscuridad. Enamórate de un hombre, para el cual tú seas la única mujer en este mundo; y, que sea capaz de construirte un castillo, aún solo tenga un lápiz y papel.
No espero que sea un hombre que haga todo; sin embargo, te pido que te enamores de un hombre que esté dispuesto a hacerlo todo por ti. Quiero que te enamores de un hombre con la suficiente hombría para cocinar por las noches, o cuando estés cansada. Un hombre que pueda coser un botón de tu blusa favorita, para que puedas llegar a tiempo a esa reunión; y, por qué no, que te diga al oído que: todo estará bien.
Enamórate de un hombre que valore a Dios, a la familia y los amigos. Pues en la vida, necesitará de todos ellos. Y, si es un ladrón, procura que te robe solo algunos besos; pues, ya te habrá robado el corazón. Quiero que te enamores de aquel que acaricie tu rostro y juegue con tu pelo, así sabrás que su mente está solo contigo. Cualquiera puede decir un “te amo”; pero, el amor se demuestra cada día, y en los pequeños: “te quiero”.
Quiero que te enamores de un hombre que procure llenarte de alegría; y que te haga sonreír, aún en tus días más difíciles. Enamórate de aquel hombre, que no se aproveche de ti, ni aún en tus momentos de vulnerabilidad. Un verdadero hombre te respetará, incluso, cuando tu no quieras. Enamórate de un hombre que no haga alarde de los bienes que tiene; sino, que sepa apreciar aquello que ha vivido, las personas con las cuales ha compartido y las experiencias que ha acumulado.