He decidido escribirte esta carta no porque me sienta sola, el tiempo ha pasado y finalmente he podido curar las heridas.
Tampoco te escribo esta carta para pedirte perdón por lo que te hice, creo que los dos estamos hartos de eso y sabemos muy bien que las palabras no cuentan sino las acciones.

Te escribo simplemente, aunque ya no estés, para recordarte que aún resides en mis pensamientos y tu lejanía nada ha cambiado en mi corazón. Sigues siendo todo, y yo sigo rendida a tus pies.
Es duro escribir estas palabras sabiendo que, probablemente, no las leerás o desestimarás mis palabras.
Es difícil expresar todo lo que siento luego de nuestra ruptura tan desastrosa y dolorosa para ambos, pero tengo que hacerlo, es mi deber, como mujer que ama y siente.
Porque cuando el sentimiento te atrapa, no hay más opción que dejarlo fluir. Nada debe guardarse, todo debe decirse. El amor debe gritarse y celebrarse siempre por lo que es, pura espontaneidad.

Aunque estés con alguien más, aquí estaré esperándote siempre. No pierdo la esperanza de que vuelvas a mí, porque eres toda bondad y toda sabiduría, eres un hombre maravilloso y sabrás perdonarme por lo que hice.
Esta carta simple es una declaración de principios para decirte que te amo, aunque seas feliz con ella, y que te espero de vuelta cuando decidas volver.