“Toda la vida en las sociedades donde rigen las condiciones modernas de producción se manifiesta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes se vivía directamente, se aleja ahora en una representación”. – Guy Debord
Durante un tiempo he tenido la idea de la pausa como la apropiación del tiempo, de eso que permite la potencialidad, lo que podemos llegar a ser, la única forma de ser jefe de uno mismo. La pausa como un respiro.
El fin de semana pude tener la oportunidad de comer con el primo Eduardo, en medio de un área de comida rápida en un centro comercial, atascado de muchas personas. Colas grandes, colores brillantes anunciando hamburguesas, hot dogs, comida china, ensaladas, rollos de canela. Enormes letras amarillas, fondos rojos, lechugas sobre fondo blanco, una vida completamente llena de salud en medio de una congestión arterial.
340 mesas, 2 mil 450 individuos, 10 minutos en la fila, 23 en la mesa, 2 para tirar las cosas, 10 para ir al estacionamiento, 3 para recordar donde está el carro, 2 para hallarlo, 5 para salir. En medio del caos, frente al menú, ver, creer escoger, comprar, firmar, comer, continuar. Siempre continuar.
Por qué no frenarme y aceptar que en algún momento dado tendré que dejar de pensar que voy a perder un pasaje de autobús o la cita acordada, que necesito correr de manera veloz, recortar, pronosticar el movimiento siguiente en base a la ventaja. Por qué no pararme fácilmente a mirar, a pensar, a darme cuenta que no todo sale como uno mismo lo planea. Que se vale perder el pasaje de autobús o la cita acordada, que puedo caminar en vez de correr, vivir sin tener que pronosticar un futuro.
Para entender se debe dejar de lado y aburrirse, sin tanta personas, sin tanto consumo, sin tanto, para poder estar, sin prisa. Para poder gozar.
Martin Heidegger menciona: “Poetizar….dejar habitar. Ahora bien, ¿por qué medio llegamos a tener un habitáculo? Por medio del edificar. Poetizar, como dejar habitar, es un construir”.
Antes de colocar palabras, esperar, ver, estar, otra vez esperar, para observar el terreno sobre el cual redactaremos para no ser escritos. De eso consiste la vida.