Eres bella y hermosa. Te encuentras en la flor de la edad y posees esa frescura eterna que caracteriza a las mujeres jóvenes que no se han marchitado por el tiempo. Eres inteligente, aplicada, creativa y detallista. Figuras prácticamente en todo lo que haces: el trabajo, los estudios, etc., en fin, eres una en un millón, pero aún pierdes el tiempo con ese perdedor.
Le dedicas toda tu energía y tu tiempo, sin obtener nada positivo a cambio. Lo has cobijado con tu manto protector y le has ofrecido todo el cariño y la ternura que una mujer podría dar, pero para él nunca es suficiente. Es adicto a sí mismo, está perdidamente enamorado de su ser y, en su mente, perteneces a un segundo plano.
¿Por qué te abandonas de esta manera, si lo tienes todo? Si tan sólo supieras lo que tantos hombres están dispuestos a hacer por ti. Muchos quisieran llevarte al cielo y regalarte la luna, o bajarte al centro de la tierra y presentarte las piedras más preciosas. Muchos se mueren por ti y hacen lo que sea para que llamar tu atención, pero no les ves, no es suficiente, en comparación al patán que tienes a tu lado.
Valórate, piensa en lo que tienes para dar como mujer. Tan sólo reflexiona acerca de la diferencia que harías en tu vida si abandonas a ese parásito emocional y te buscas a un hombre que esté a la altura de tu corazón, ¿Lo sientes? ¿Te gusta esa sensación? Pues te comento que puedes sentirla por siempre, pero debes dar el primer paso.
Sé que tienes miedo a la pérdida, a la ruptura, prefieres apegarte a lo seguro en vez de lidiar con la incertidumbre de la soledad pero, amiga mía, para ganar hay que arriesgarse y apostarlo todo. Debes decidir de una vez por todas: ser feliz o no serlo. Por mi parte, mi designio siempre será el mismo: búscate un hombre que te robe el aliento…