Solía llevar una vida muy sedentaria hasta que llegué a un punto que ya comenzaba a sentir los estragos de no hacer ejercicios y me estaba perjudicando mucho en mi salud. Pero me daba cierta flojera ir al gimnasio, no era para mí. Hasta que una amiga, en contra de mi voluntad. me llevó a una de sus clases de baile. Y ese día cambió por completo mi vida.
1. El baile me rejuveneció
El baile es un excelente ejercicio cardiovascular, por eso en pocos días sentí mis músculos más firmes y mis articulaciones más flexibles. Y la mejor parte es que mi postura mejoró increíblemente y las personas que me veían me decían que me veía más joven.
2. Puse fin a los dolores en huesos y articulaciones
Previamente ya había escuchado que el baile ayuda en la prevención y el tratamiento de la osteoporosis, fue eso también uno de los motivos por el cual me decidí hacerlo, más sabiendo que en unos años llegará mi menopausia. Pero lo que enseguida noté fue como los dolores en mis articulaciones desaparecían.
3. Me ayudó a mantener mi peso
No es que sea el fin verme delgada pero esto viene dentro del paquete. Si haces actividades físicas te veras mucho más esbelta. Bailando descubrí una divertida forma de quemar calorías, mantener mi peso y de vez en cuando permitirme un antojo.
4. Ayudó a bajar mis niveles de colesterol malo
Según los últimos análisis que me hice tenía niveles altos de colesterol alto, sin embargo esto cambió en poco tiempo. Bailar aumentó los niveles del colesterol bueno y disminuyó los del malo. También me ayudó a controlar el nivel de glucosa.
5. Mi cerebro se liberó de preocupaciones innecesarias
Bailar solo te hace pensar en disfrutar el momento y te liberas de cualquier preocupación. También me di cuenta de que es un excelente ejercicio para poner a trabajar mis neuronas, ¡hay que estar concentrados y recordar cada paso!
6. Mejoró mi equilibrio y coordinación
El tener que mantener el equilibrio en muchos de los pasos hizo que mi coordinación motora mejorara día a día y despertó mis reflejos haciéndome más ágil.
7. Hice nuevas amistades
Gracias al baile conocí personas llenas de energía, aquellas que contagian las ganas de vivir. Además, ver a otros que no sabían bailar, igual que yo, ¡hizo que mi timidez se fuera, para nunca más volver!
8. Abrió mi cabeza a nuevas culturas
Conocí nuevas formas de expresarme, nuevas culturas, ritmos que no conocía. Y es que no hay parte del mundo donde no se baile, y el baile nos une.
9. Fortaleció mi confianza
Solía decir “No bailo porque soy un desastre”, y con esa misma excusa me perdí la oportunidad de hacer cientos de cosas. El baile me devolvió la confianza en mí misma.
10. Cambió mi humor y ¡ahora no dejo de bailar por nada!
Dicen que el baile provoca la liberación de endorfinas. Yo no sé bien qué son, pero lo que sí sé es que cuando bailo no puedo dejar de sonreír y que ya ni recuerdo qué es el estrés.
Hay muchos más motivos por qué bailar, así que si eres de las personas que no gusta de rutinas, ¡que esperas para bailar!
Basado en material de Tus buenos momentos
Fuente: Genial