Una de las cosas más complejas de llevar a cabo son las relaciones amorosas, pues estas requieren de muchos factores para que realmente la relación funcione, pero todo lo que se aporte debe ser en equilibrio, de nada sirve brindar todo lo necesario de una sola parte, el compromiso debe ser de ambas partes involucradas.
Las relaciones que mejor funcionan son aquellas que se forman y se mantienen equilibradas en cuanto a intercambio, reciprocidad e inversión se refiere. Cuando una de las dos partes está aportando más de lo que siente recibir, comienzan las frustraciones, el desánimo y paulatinamente se va apagando el interés en seguir aportando.
Algo importante que resulta conveniente evaluar es el hecho de que cada quien tiene una forma particular de ser y por ello tendrá una manera única de dar y quizás lo que alguien considera abundante, alguien más lo considera escaso.
De cualquier manera, ambas personas deben sentirse cómodas en su intercambio mientras están unidos por un nexo sentimental.
El interés es primordial, es preferir estar con alguien, demostrar atención, recordarlo en ausencia, prestar atención a los detalles y procurar siempre aportar en la vida del otro, normalmente no genera confusiones para quien recibe la atención.
De la misma manera la ausencia del mismo, se nota a la distancia, tan grande como esa que se va formando entre las personas afectadas por la falta de interés.
Una manera segura de decepcionar es no mostrar interés, no prestar atención, no demostrar ganas, la otra persona puede seguir en un intento de sumar a la relación, sin embargo, los rechazos, las negativas, las ausencias, la indiferencia y la distancia van generando barreras que será complicado derribar.
El amor no se trata de cantidad, sino de calidad, si alguien nos ama a medias, nos ama tibio, solo cuando estamos felices, nos ama de a ratos, ese alguien no merece nuestra completa atención.
Todos y cada uno de nosotros se merece un amor completo, grande, cálido, un amor que nos ame con nuestra luz y con nuestra oscuridad. Un amor que nos de todo, y si no es así, es mejor que se marchen y no den nada.
No nos conformemos con menos de lo que nos merecemos, no carguemos una relación a cuestas aportando por los dos, porque no resulta sano, resulta desgastante y nadie lo va a valorar sinceramente.
Nuestro amor tiene un valor incalculable, dediquémoslo a quien lo quiera, lo sepa cuidar y esté dispuesto a retribuir lo que de corazón damos.