Psicología inversa es una técnica de persuasión que consiste en hacer que alguien haga algo, cuando le pedimos que hiciera exactamente lo contrario. Un ejemplo simple: Cuando le dices a un niño que no camine por el pasillo, para que lo haga, ya que al decirle que no corra, decidía correr
Esta técnica fue desarrollada por Victor Frankl, psicólogo conductista y escritor de grandes libros. Reconoce que esta técnica se basa en la manipulación y en la influencia del comportamiento ajeno, siendo altamente afectiva cuando se aplica en niños… Pero, ¿Qué pasa cuando se aplica en adultos? ¿Funciona para que alguien se enamore de nosotros, pidiéndole que no se enamore?
Sí, suele funcionar la mayoría del tiempo, sobre todo con esas personas de carácter difícil de domar y rebeldes. Perfecto para hacer que alguien suelte un “te amo” honesto cuando teme tanto decirlo.
La psicología inversa busca sacar el interés real de la persona a flote por medio de actitudes que le lleven a creer que nosotros no estamos interesados en ellos, haciendo que su actitud de acercamiento se dé por sí solo.
Si embargo, esta técnica no siempre funciona, puesto que debe existir un interés o atracción verdadera previa a la psicología inversa, pues se necesita algo que detonar, algo que contradecir.
Funciona cuando decides dejar de insistir tanto, hacer llamadas esporádicas o mostrarte como interesado en una relación abierta y nada más. Poco a poco, esa persona se verá con el dilema interno de si dar o no un segundo paso a algo serio, mientras tú te sigas mostrando “desinteresado” o poco disponible para una relación.
La idea no es que le rechaces cuando eso suceda, por supuesto, ni tampoco que te entregues por completo, porque podrías hacer que recule en su entrega. Cuando el primer acercamiento se dé, lo que tienes que hacer es aceptarlo con serenidad y ceder de a poco hasta que la relación se solidifique.
Puedes verlo como una balanza en las que tu vas equilibrando el peso a medida que la otra persona va dando un poco más de sí, de este modo te aseguras de que su entrega se da bajo unas sólidas bases de confianza y seguridad, en las que un error quizá no sea algo para tirarlo todo por la borda, sino para seguir intentando.
Otras actitudes que pueden atraerle, es que, en una reunión de amigos, por ejemplo, no des toda tu atención a ella, pero tampoco le hagas sentir ignorada. Inclúyela en tus planes como una oportunidad y no una necesidad, es decir, en vez de decirle: “Oye, quiero que vengas conmigo a tal parte…” Puedes decirle “Haré algo este fin de semana con mis amigos, si quieres venir, avísame…”
Como ves, la idea es que sepa que le tienes presente, pero no que estás desesperado por saber de esa persona. Esto hará que esta persona no te vea como alguien necesitado, sino como una persona que te ofrece una oportunidad de compartir su vida contigo. Eso, en el subconsciente, se recibe de mejor manera, sin tanta presión y con mucha más ligereza y aceptación.
Finalmente, no te cierres a la posibilidad de una amistad cuando te diga que, por los momentos, eso es lo único que se quiere. Esto le dará una sensación de tranquilidad y confianza contigo lo cual puede, de a poco, desembocar en algo más. En medio de la amistad, no renuncies a esas actitudes que le hacen saber que tiene un lugar especial para ti, como las salidas con amigos y una que otra actividad a solas.