Sé que resulta difícil entender los cambios de la vida, sus finales, sus cierres de ciclos, pero si llegamos a una comprensión plena de estos vaivenes nos alejaremos del sufrimiento y podremos disfrutar mejor las cosas mientras formen parte de nuestras vidas.
El no generar apegos, está asociado al amor con libertad, con la consciencia de que nada es eterno y que cada una de las cosas debemos valorarlas y disfrutarlas en el presente, aprendiendo a controlar la angustia de las cosas cambiantes de la vida y sin pensar que tenemos que idear estrategias para retener algo, solo viviendo y dando lo mejor de nosotros.La vida en sí es corta, pero ni siquiera sabemos qué tan corta será para cada uno de nosotros, por ende lo mejor que podemos hacer es disfrutar de cada minuto que tenemos para vivir, sonreír, abrazar, querer, grabar en nuestra memoria las mejores cosas y agradecer el hecho de estar justo acá y ahora en este momento.
Cuando entendemos que todo tiene un fin, se nos hace más sencillo atravesar duelos, afrontar pérdidas, aceptar cambios. El negar sucesos o finales siempre nos generará un desgaste energético importante y no cambiará la situación, exceptuando que nos generará más y más dolor.Soltar, dejar ir, aceptar nos permite vivir de la mejor manera, avanzar sin las cargas generadas del apego, ese apego que busca una excusa para sufrir, y si no lo controlamos, terminamos siendo sus títeres, así que lo ideal es aprender a no identificarnos con los pensamientos o emociones que de él deriven.
Lo que realmente trasciende está justamente ligado a nuestra esencia, a lo que somos y visto desde allí, sí podemos entender que el amor, el real, el incondicional, que poco tiene que ver con ese que decimos sentir por la mayoría de nuestros afectos, nunca muere… Permanece grabado en nuestra alma para conservarlo eternamente.Fuente: Rincón del Tibet