Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Miguel de Cervantes (1547-1616) Escritor español.
Cervantes inicia el tema con esta frase. En ella se ve claramente que el amor y el deseo, no siempre van de la mano, pero tampoco, son enemigos. El deseo en el amor, es necesario para mantener un interés sexual y una pasión viva durante la relación.
Es el deseo, el principal combustible de uno de los pilares fundamentales del amor, el sexo. Sin embargo, en cierto punto, ya cuando la pareja ha madurado por completo, se puede prescindir de dicho pilar, haciendo al deseo algo excluyente del amor.
Las relaciones más duraderas, mantuvieron la llama del deseo viva por más tiempo, eso no es un secreto, pero la única razón por la que esas parejas siguen vivas, incluso cuando hay una ausencia de pasión y sexo, es que han confiado su alma a un propósito más trascendente, el del amor, aquel que no se aferra a la carne o la piel.
La gran diferencia se marca justo en eso, en la trascendencia. El deseo es un estado del hombre donde existe un anhelo por lo carnal, el sexo y lo pasajero. El deseo no se aferra a nada que no sea material, a diferencia del amor, el cual se aferra exclusivamente, a lo que va más allá del tiempo y la materia, es decir, al espíritu, a la personalidad, al carácter, a la búsqueda del bienestar del otro y, en definitiva, a la búsqueda de la felicidad.