El amor es una de las pocas cosas en el mundo, por las que no hay que esforzarse para conseguirlo. De lo contrario, el amor se esconde cuando estamos desesperados por conseguirlo ¿No te has dado cuenta? ¿Que mientras más buscamos, más difícil resulta que alguien nos ame?
Esto no tiene nada de místico, es un asunto ligado a la conducta y acá te explicamos por qué. Estar solter@s y desesperad@s, es la forma más segura de quedarse solos. No puedes ir por la vida repartiendo miradas, sonrisas y palabras bonitas a todo el que se cruza en tu camino, esa actitud, espanta, y la gente se da cuenta de ello.
Por otra parte, si tiene éxito tratando de conquistar a muchas personas al mismo tiempo, puede llegar el punto en que no sabrás a quien elegir y de nuevo… terminarás quedándote solo. Al amor no hay que forzarlo a salir de la cueva, porque él no se esconde. El amor pasea libre entre las personas que conocemos a diario, pero debe haber un vínculo común, una conexión y una química no forzada, para que este se dé realmente.
Cuando te desesperas por conseguir amor, no prestas la suficiente dedicación a una única persona, sino que vas corriendo de una en una, y al final, ninguna termina realmente interesada en ti, no porque quizá no le gustaste, sino porque no les dedicaste suficiente atención a una de ellas como para formar el “amor” que tanto necesitas.
No mendigues el amor, ten dignidad y espera. Ten cuidado con tu nivel de exigencia, porque a veces, esperar mucho, se confunde con la búsqueda del ser perfecto, el cual no existe. Evalúa bien las personas que pueden llegar a tu vida con el propósito de quedarse, la química o relación previa de amistad con ellos, lo confortable que te hace sentir y el grado de persona que tiene. Escoge más con la mente y no tanto con el corazón, y finalmente, enfócate en una sola persona, porque de lo contrario, tendrás que repartirte y eso, no es buscar amor, eso es mendigarlo y por lo cual, recibirás a cambio un cariño superfluo a medias.