Ser adicto al trabajo, un término que también se conoce como «workaholism», es una expresión que define a algunas personas. Aunque a prioridad, esto pueda verse como una ventaja, ya que trabajan y producen más, en su vida personal los workaholism tienen bastantes problemas.
Como bien señala el artículo Adicción al trabajo: características, detección y prevención desde una perspectiva integral, el adicto se vuelve una persona muy intensa que busca llevar a cabo sus responsabilidades laborales de una forma compulsiva. Por ello, es incapaz de mantener un equilibrio entre su vida personal y su trabajo.
Ser señalado como un adicto al trabajo no está mal visto por la sociedad. Se aprueba el sacrificio personal relacionado con pasar tiempo de calidad con la familia, los hijos y la pareja con la excusa de que se busca lo mejor para ellos.
Esto es un problema, ya que suele ser una de las excusas que se pone un adicto al trabajo. No importa que esté enfermo, que tenga vacaciones o que el horario laboral esté limitado a ocho (8) horas diarias. El adicto hace horas extra, acude al trabajo aun estando muy mal y, si puede, rechaza las vacaciones.
Por todo esto, muchas personas adictas al trabajo suelen ser profesionales autónomos. Así, pueden trabajar las horas que quieran y no coger vacaciones. Se olvidan por completo de su vida social y familiar. Las relaciones se enfrían porque el trabajo lo es todo para ellas.
Como todo en exceso tiene consecuencias, ser un adicto al trabajo no es la excepción, pues esto puede repercutir en la salud. Por eso, es conveniente poner en práctica una serie de medidas que suelen acoger las empresas cuando detectan que un trabajador pasa demasiado tiempo en la empresa haciendo horas extra que no le corresponden.

El primero de los consejos para un adicto al trabajo es la búsqueda de asesoramiento y el inicio de un tratamiento psicoterapéutico. Como expone el artículo Adicción al trabajo (workaholism). Patología psicosocial del siglo XXI será positivo apostar por un acercamiento cognitivo – conductual que fomente cambios en la vida diaria de la persona.
Es necesario que la familia se implique y asista a terapias junto con el adicto al trabajo para que este pueda evolucionar y mejorar. La razón está en que esta adicción causa dinámicas poco sanas dentro del núcleo familiar donde son frecuentes las discusiones.
La incomprensión de su entorno puede hacer que el adicto busque aún más refugio en el trabajo para huir de esos problemas que se gestan en su hogar. Por esta razón, las terapias familiares son indispensables.
El adicto al trabajo debe aprender una de las lecciones más valiosas que es saber decir que «no».