Ser madre, padre, abuelo, abuela o tener a tu cuidado un niño es una gran tarea. Pues cada niño viene a este mundo con unas necesidades propias que debemos saber cubrir, unas virtudes que potenciar y unas emociones que alentar y guiar.
Educar es mucho más de lo que nosotros creemos. Enseñar es predicar con el ejemplo, porque a pesar de tener ese rol también tenemos otras responsabilidades que muchas veces sin querer nos hace cometer errores en su enseñanza.
Seguramente tú también habrás vivido esa situación, habrás sentido que hubieron aspectos que rompieron ese vínculo emocional con tus padres. Esos errores que no deben repetirse bajo ninguna circunstancia con tus hijos.
No le escuchas
Los niños hablan y preguntan mucho incluso en el momento menos oportuno. En estos casos debes tener cuidado en como respondes a sus solicitudes. Trata de hacerlo de una forma paciente y tranquilo de lo contario solo lograrás que no se dirijan a ti a la próxima vez. Preferirá sus propios espacios de soledad detrás de una puerta cerrada que ya no querrá que cruces.Lo sancionas, no le das confianza
No relaciones educación con sanción, prohibición o autoritarismo donde todo se impone y cualquier error se castiga. Ya que con esto lograrás que haya una falta de autoestima muy clara en el niño, inseguridad y a su vez, la ruptura del vínculo emocional con ellos.
Si castigamos no enseñamos. Si yo me limito a indicarle al niño todo lo que hace mal, jamás sabrá cómo hacer algo bien. No le doy medidas o estrategias, me limito a humillarlo. Y todo ello va a generar en él, rabia, rencor e inseguridad. Evítalo siempre.Lo comparas y lo etiquetas
Las comparaciones son destructivas ya sea entre hermanos o con otras personas. Las comparaciones son dolorosas y generan en ellos un sentimiento negativo que propiciará no solo el odio hacia sus padres, sino un sentimiento interior de inferioridad.
Le gritas, te apoyas antes en las órdenes que en los argumentos
Existe un tipo de maltrato que daña igual que el maltrato físico, Es el psicológico, ese en el cual, se mina por completo la personalidad del niño, su autoconcepto y la seguridad en uno mismo.
Hay padres y madres que no saben dirigirse de otro modo a sus hijos, como es a través de los gritos y los niños no saben a qué atenerse, no saben cuándo hacen una cosa bien o mal. Los gritos continuados enervan y hacen daño, puesto que no hay diálogo, sólo órdenes y reproches.
Tenemos que tener mucho cuidado con estos aspectos básicos. Ya que si no evitas este tipo de cosas lo único que lograrás es que los niños te vean como enemigo y rompan totalmente el vínculo contigo.
Fuente: La mente es maravillosa