Esto no quiere decir que no te enamores, que no ames o que no te entregues. Esto no quiere decir que no sientas emociones o que te vuelvas un témpano, NO, esto quiere decir que comiences a tentar el terreno antes de pisarlo y que comprendas que el corazón se entrega siempre reconociendo que es tuyo y de nadie más.
No creas en promesas o “te amos” que se dan a la primera de un beso. Tampoco creas en los sueños que se pintan en una noche de sensualidad desaforada, ni en las ilusiones donde tú y esa persona crean futuros distantes donde todo es perfecto… Mejor, acostúmbrate a no esperar nada de nadie para que no te lastimen y no te partan.
Si quieres esperar algo, que se un hecho. Sí, algo que ocurrirá inminentemente y de ser posible, que ocurrirá el mismo día. No vivas el mañana y tampoco te aferres al pasado ajeno. No dejes que sus antiguas amantes influyan en la manera en que visualizas el presente y vívelo, porque esa es la manera más honesta de amar. Así que, no te desenfoques por esperar cosas que no han sucedido.
Enfócate en lo que tienes ahora, más allá de lo material, enfócate en si tienes a alguien que te demostró que te ama HOY, enfócate en si amaneciste con las ganas de decirle lo afortunada que te sientes a tenerle a su lado. Enfócate en lo que puedes hacer para demostrar lo muy agradecida que estás de tenerle y enfócate en si esa persona se esfuerza hoy, y el resto de sus días, en demostrarte lo contrario… Pero, sobre cualquier cosa, nunca esperes nada, solo sorpréndete y date el gusto de que eso pase, porque la vida si vive mejor cuando cosas inesperadas suceden a nuestro alrededor.