Ya sé que la perfección es imposible de alcanzar, que la glorificación de un ser humano, es peligrosa, y que la idealización de un futuro sin problemas, es una fantasía. Sí, lo sé, y lo acepto.
Pero que acepte eso, no significa que desconozca que, en mis ojos, cada defecto tuyo, es un encanto, es una cereza de pastel que le da el detalle que tu imperfección necesita para estar un poco más cerca de la perfección que busco.
Porque cuando vemos con los ojos del amor, todo lo malo se torna bueno, y todo lo bueno se torna maravilloso, y todo lo maravilloso se torna divino, y todo lo divino cobra forma, se trasforma de a poco y se moldea en dos letras que conforman la palabra TÚ.
Porque eso eres, hoy, mañana y siempre. Divinidad pura de la cual, enamorarse, supone un placer sin miedo al dolor.
Eres tan perfecta a los ojos del amor, que tus defectos se vuelven lunares, hoyos en las mejillas, pestañas largar, sonrisas honestas y carisma puro. Tus virtudes, opacan cada cosa que te hace imperfecta, y es ahí, cuando te das cuenta, de por qué es que tus defectos no te afectan.