Perdón por haberme rendido, por haberte dejado cuando quizá pude haber hecho más, por no tener valor y resultar ser todo eso que alguna vez te juré no ser… Y éstas manos, las mismas que te llenaron de caricias alguna vez, te apuñalaron por la espalda, te ahogaron en mi indiferencia. Perdóname por salido corriendo, por correr lo más rápido posible hasta perderme, hasta perderte; lo reconozco, te lastimé como nunca, y no me importó. Sé que lo nuestro tenía solución, que pudimos habernos sentado a hablar, que pudimos haber hecho ese viaje que queríamos, que hubiéramos podido ser todo aquello que tanto queríamos, pero ya ves… al final de todo, no lo necesitábamos.Pasaron años entre los dos, fuimos amigos, confidentes, amantes, enemigos, guerra, paz, frío, calor, estrellas, desierto, y la verdad es que nunca sabré ser solo tu pasado, pero tendré que aprender a ser solo un pensamiento, de esos que te surgen de pronto, un día, en un instante cualquiera. Pasamos de serlo todo, a ser esto, un nudo en la garganta que pretendo no tener. Hacíamos un buen equipo, ¿no es así? Tú eras acompañamiento y yo voz, tú eras mi equilibrio, y yo era tu pilar; éramos un par bastante peculiar con un historial largo, complicado, que solo comprendíamos los dos.
Sé que no quieres saber nada de mí, incluso has dicho maldiciones usando mi nombre en un par de oraciones; sé que conservas todo lo nuestro congelado en lo profundo del océano, y que estoy lejos de poder tocarte una vez más. Lo hecho, hecho está, y el daño que te hice solo el tiempo lo puede reparar, y aun así espero que me perdones, aun cuando no puedas mirarme, cuando me odies, incluso cuando te haya hecho llorar. Sé que si llamo no vas a responder, y si lo haces lo harás de mala gana, que si te escribo un mensaje probablemente lo vas a ignorar, y que yo, no soporto estar más sin aceptar mi error, el mismo que provocará un arrepentimiento con el que tendré que cargar el resto de mis días.Perdón por romper tu corazón, por desecharlo todo, por no saber amarte, por no saber comprometerme, por renunciar a ti, al único capaz de hacerme perder el sueño, capaz de llevarme hasta el cielo, al único que he querido realmente.
TE ECHO, Y ECHARÉ DE MENOS, SIEMPRE, PARA SIEMPRE, Y ESE ES EL ÚNICO “PARA SIEMPRE” DEL QUE PUEDES ESTAR SEGURO, CIELO.
Fuente: Mujereología