Cuando pasamos por un mal momento creemos que no conseguiremos superar ese dolor y lo peor aún nos sentimos mal porque pensamos que hemos perdido tiempo ir por un lugar que ha salido todo mal. Pero lo que debemos saber que es normal cometer errores, es parte del aprendizaje de la vida. Uno debe estar agradecido porque gracias a ello uno puede mejor como persona.
Los errores obligan a uno a crecer. Te hacen ver a la persona que realmente eres, y a quienes te rodean. Cada error es un aprendizaje hacia el alma. Aparte todas esas circunstancias vividas nos forman como esencia en la persona que somos.
Te das cuenta que no todos son como aparentan, que en los momentos más turbios salen sus verdaderas caras. Comienzas darte que hay personas tóxicas que debes depurar de tu vida. Puede que sientas que hayas perdido tiempo, pero si no hubieras tenido esa vivencia no hubieras aprendido identificar las verdaderas caras de las personas.
He aprendido a dejar ir amigos que no me hicieron sentir bien. Quienes nunca llamaron para comprobar si estaba bien. Que nunca se molestaron por invitarme a salir. Quién me dejó preguntándome incluso por qué éramos amigos. Tuve que dejarlos ir, no le hacían bien a mi vida tener a mi lado, cuando ni siquiera estaban presentes.
He comenzado a distanciarme de la negatividad y soy una persona mucho más feliz. Muchas veces las personas que te rodean no te están haciendo feliz y es por ello hay que alejarse, aunque uno sienta un poco de dolor por dejar esas amistades, pero a la larga entenderás que es la mejor decisión que pudiste tomar. Aunque no creas cortar lazos inservibles es parte de crecer en la vida. Vive y aprende.
Uno puede cometer muchos errores, pero al final, lo que importa es haber aprendido de ellos. Un error es una lección aprendida. Y cuando esto es realmente aprendida, nunca volverás a caer en el mismo agujero.