Dile que la amas, que la quieres y que deseas volverla a ver.
A pesar de que ella te diga que no le agradan esos gestos de amor.
A pesar de que se haga la difícil, díselo, no tengas miedo al rechazo.
Porque si la amas, no bastará con que te la cojas con rabia, ella también quiere que la ames con cariño.
Despierta a su lado y muéstrale que le importas, aplicando exactamente la cantidad de azúcar en el café que a ella le gusta.
A pesar de que sepas que se tiene que ir, dile que se quede, insístele unas cuantas veces, cada vez menos, hasta que se vaya, pero con el corazón contento de saber que, de donde se fue, es amada.
Haz que se vaya sonriendo, no porque te la hayas cogido, sino porque supiste hacerle el amor.
Porque pudiste ir más allá.
Porque casi la convences de quedarse, de aplazar sus responsabilidades.
La hiciste sentir importante y querida.
Hazle saber que quieres que regrese.
Eventualmente ella lo hará, a modo de una llamada, o quizá un mensaje con su nombre.
Y si tienes suerte, pues aparecerá en tu puerta sin previo aviso.
Ahí sabrás que le hiciste bien el amor.
Y que estás empezando a quererla, porque te emociona el hecho de que ella se interesa en volver a verte.
Y descubres que a las mujeres hay que tratarlas con cariño cuando se les ama, porque de lo contrario, solo la estarás cogiendo y no haciéndole el amor.