Nuestros órganos envejecen a la par que cumplimos años, el cuidado y ser conscientes de lo que comemos será sinónimo de una vejez saludable. Por ello, es necesario una dieta rica en alimentos orgánicos y frescos para mantener nuestro cuerpo y estar menos propenso a enfermedades.
Y para ello, después de cumplir cuarenta (40) años, debemos intentar disminuir el consumo de estos alimentos:
- Rebozados: Cualquier alimento que pasa por aceite para su cocción hay que dejarlo de inmediato o disminuir su consumo, las altas temperaturas transforman los aceites en grasas trans, con lo cual se saturan las arterias. El alto contenido calórico de estos alimentos lleva a una ganancia de peso. Es mucho más sano hervir o cocinar al horno los alimentos.

- Embutidos (Morcilla, chorizo y longaniza): Son productos que contienen grandes cantidades de sal y de grasas por lo que es importante que no consumamos en exceso este tipo de alimentos. No son buenos para personas que sufren de retención de líquidos o padecen hipertensión.
- Alcohol: El alcohol no solo acelera el envejecimiento, sino que un constante consumo puede dañar el hígado. Se notará en la piel los estragos de éste porque se ve deshidratada y con más arrugas.
- Galletitas procesadas: Las galletas de paquete contiene niveles altísimos de azúcar, sumado a los colorantes y los conservantes con los que están hechas. La ingesta excesiva de galletas resulta en problemas para la salud. Es mejor reemplazarla por frutas o galletas de arroz.

- Gaseosas: Estos productos son dañinos para la salud debido a que utilizan grandes cantidades de azúcar. Mucho mejor es tomar solo agua, o jugos naturales, es la mejor forma de purificar el organismo.
- Sal en exceso: Cuando consumimos demasiada sal, le robamos a nuestro organismo un poco de calcio cada día hasta que los huesos queden demasiado débiles y se fracturan con facilidad. Su consumo en cantidades elevadas se traduce en un aumento de la presión sanguínea, que de forma natural se ve incrementada con la reducción de la elasticidad de las arterias al envejecer.
- Sopa enlatada: Cualquier sopa comprada es sinónimo de cantidades gigantes de sodio, demasiado para que el organismo pueda filtrar.

- Picante: El picante tiene altos niveles de sodio influyendo en nuestra presión y en los huesos.
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