Los momentos que pasamos con los demás son algo que atesoramos con cariño. Los incontables viajes a la playa, excursiones a la montaña, idas a la discoteca y pijamadas entre amigas son signos de que nos encanta estar acompañadas por las personas a quienes apreciamos.
Sin embargo, hay momentos en que la soledad nos recuerda que no siempre es posible estar rodeado por otras personas, que hay veces en que tenemos que lidiar con el hecho de que al final del día siempre estaremos solos.
Sé que se lee un poco incómodo, pero es la realidad. Sin importar lo que hagamos, incluso si tenemos pareja e hijos o si compartimos vivienda con otras personas, nacimos solos y así moriremos. Pero no te asustes: entender que esto es parte innegable de la vida de cualquiera te ayudará a poder aceptar y disfrutar de ello, más que permanecer huyendo de algo que siempre estará allí.
La próxima vez que te encuentres sola luego de una noche de farra, tómate cinco minutos para pensar en ti, en tus metas individuales, en aquello que sólo es posible hacer abrazando nuestra soledad. Prepárate un tecito y aspira su aroma al beberlo mientras visualizas algo agradable. Apóyate con respiraciones profundas y conscientes para potenciar el efecto relajante.
Sé que tus días son ajetreados, que tienes muchas responsabilidades y ninguna debes dejarla por fuera, pero tomarte 5 minutos para ti no representará una interrupción a esas actividades. Más bien potenciará tu bienestar y te permitirá dedicar algo de tiempo a la persona más importante de tu vida: tú.