Las relaciones fallidas, por mucho que las odiemos, han sido un punto de partida para la experiencia. Cada persona que te lastima o que, por razones ajenas a ustedes no puede estar contigo, te prepara, te educa y te perfecciona para tu próxima relación. Y así, de a poco, eres el resultado del fracaso del ayer, lista para tener una nueva oportunidad de éxito y poder ser la mejor versión de ti, para el próximo amor que llegue a tu vida. De esta manera, cada desamor nos deja una enseñanza:
- Nada dura para siempre: Es la primera y más dura de las lecciones. Esto nos demuestra que, incluso los amores más fuertes, tienen su final. La realidad apesta, y hay que aceptarla tal cual, y como es, por ello, no podemos aferrarnos a los “para siempre”, solo podemos aferrarnos al amor que sentimos hoy.
- Entre dos, no caben tres: Tu relación es tuya y de tu pareja. No de tu madre, no de tu madre ni de tus hermanos, no de vuestros amigos. Si bien podemos apreciar las críticas constructivas de las personas que nos observan desde afuera, hay que trazar una línea muy clara entre el “recibir consejos” y dejar que alguien interfiera con nuestras decisiones o las de nuestra pareja.
- Celos, peligrosos, pero a veces, útiles: Hay que aprender a controlarlos. Unos celos desmedidos acabarán por machacar la relación. Sin embargo, la sensación de reclamar algo que creemos que está mal, es señal de que nos sigue importando la relación. Lo delicado de ello es que, si no aprendemos cuales son los momentos en que realmente hay que expresar los celos, entonces estamos perdidos. Controlar los celos se basa en, de manera tranquila, hablar sobre cosas que no “nos gusta” que haga la pareja en relación con otras personas.
- El físico no siempre lo es todo: Si bien dicen que la mayoría del tiempo el amor entra por los ojos para llegar al corazón, la verdad es que eso es mera atracción física. “Lo esencial, es invisible a los ojos”. Aprende a enamorarte de ello.
- Amar no es lo mismo que estar enamorado: Estar enamorado es el preámbulo a amar. Cuando nos enamoramos, son las virtudes del otro las que nos atrapan e inundan nuestro estomago de mariposas. Por otra parte, cuando maduramos ese enamoramiento, estamos amando. Amar es reconocer que incluso, reconociendo los defectos del otro, podemos aceptarle.
Siempre he creído que la frase: “Ningún amor muere, solo cambia de lugar en la memoria”. Se refiere a esto. El aprendizaje que nos deja cada ruptura, se guarda en la memoria y, aunque no apreciemos a nuestro ex, apreciamos lo que nosotros pudimos aprender de él y nuestros errores.