La infidelidad duele y ciega. La rabia y las tristezas nos hacen asumir conductas que debemos evitar para no empeorar la situación. Recuerda que las decisiones que tomes, determinarán la manera en que cierras el ciclo de una relación que terminó.
No lo hagas público:
El verdadero dolor, se sufre en silencio. Una cosa es que le cuentes a tus más cercanos el “cómo te sientes”, y otra cosa es que vayas por la calle o las redes sociales haciendo el drama. Esto es una forma natural de buscar el apoyo moral en las otras personas para evitar sentir culpa y, sobre todo, porque nos sentimos vulnerables, así que vamos en búsqueda de un apoyo que alimente nuestra autoestima. Como mencioné, no está mal hablar con tus allegados sobre cómo te sientes, pero hazlo con precaución y sabiendo que, dentro de ti tienes toda la fuerza posible para salir de este problema, sola.
No tomes decisiones en caliente:
Serenémonos primero y superemos la crisis. Tomar decisiones sobre nuestra ira, es arriesgarse a empeorar la situación. Muchas de estas decisiones van a ser cosas como: Venganza, súplicas, pensamientos suicidas, y más.
El fuerte descontrol que nos provocan los desamores más profundos, hay que manejarlos con cuidado, por nuestro bien y por el de nuestro futuro.
Evita contactar con el tercero:
Si tu pareja te fue infiel, posiblemente, en medio de nuestra ira, vayamos a querer contactar a la persona con quien nos engañó. En algunos casos, nuestra autoestima se debilita tanto que incluso creemos que podemos buscar un refugio de amistad en esa tercera persona. Error, no hay nada que sacar de ahí. Tengamos la dignidad de dejar las cosas como están y seguir nuestro propio camino.
Ve despacio:
Evitemos caer en la idea de que un clavo saca otro clavo. La infidelidad no se cura buscando nuevos amores fugaces. Eso solo reduce tu calidad de persona y es una falsa manera de ocultar las heridas, refugiándonos en amores que creemos que podrán sanar el desamor y hacernos sentir nuevamente queridos.
No ruegues.
Vales mucho como para que alguien merezca tus súplicas. Ni se te ocurra volver tras alguien que te fue infiel, es el acto más degradante que puedes hacer luego de que te engañan. Ten la dignidad suficiente como para saber que tú no eres culpable de las decisiones de la otra persona. Ámate y respétate, sino, nadie lo hará por ti.