No existe un medicamento o algo efectivo que genere una sanación inmediata para curar los dolores del alma, esos causados por decepciones, desilusiones, traiciones e infidelidades. Sobre todo, los dolores causados por infidelidades, pues esa simple palabra puede llegar a causar una catástrofe en nuestro interior, en nuestros ánimos y en nuestra alma.

La infidelidad, básicamente, es el engaño más grande, porque hay traición por parte de alguien que juró amor eterno, porque esa persona por la cual se sienten sentimientos muy fuertes nos hace sentir que vivimos engañados todo ese tiempo.
Generando sentimientos de coraje, enojo, frustración, impotencia, entre otras emociones que juntas son como una explosión.
La realidad es que, sin importar las razones, una infidelidad duele porque quien lastimó no debía hacerlo; porque fue en ella donde depositamos toda nuestra confianza, y le dimos todo de sí.
Y, aunque el dolor causado por una infidelidad no se cura de la noche a la mañana, sino con el tiempo es que se aprende a aceptar como sucedieron las cosas, y con ello seguir adelante. Sin embargo, es ideal seguir estos ciertos pasos para aliviar un poco ese dolor, entre ellos:
- Afrontar la realidad: Aceptar que se vivió un engaño. No justificar a la pareja, no hacer preguntas tratando de encontrar culpables; admitir que una infidelidad le puede pasar a cualquiera. Permitirse sentir dolor, llorar, estar triste. Es normal, pues ha habido una herida.
- Ordenar los sentimientos: Darse oportunidad de sentir. Después del dolor llegará la calma y se podrá pensar qué se quiere hacer. Evaluar todos los aspectos de la relación, no centrarse sólo en la infidelidad; se debe pensar en lo bueno y lo malo, para elegir el mejor camino.

- Hablar con la pareja: Una vez que haya pasado el impacto de emociones, se debe hablar con la pareja, para saber cómo se sienten luego de lo sucedido y decidir el futuro de la relación. Si se decide continuar, hay que recordar que una vez que se perdón, no se puede volver a reclamar un hecho que quedó en el pasado.
- Enfocarse en la madurez emocional: Ya sea que se perdone o no, se debe trabajar en el crecimiento personal; sólo cuando se adquiera confianza y seguridad en sí mismo, se podrá entender que el engaño no fue culpa propia.
Realizar actividades que hagan crecer en lo emocional, aprender a disfrutar tanto del tiempo en compañía como del tiempo en soledad. Recordar que entre mayor sea la seguridad en sí mismo, menor será el efecto de una infidelidad.
- Empezar un nuevo capítulo en la vida: Procurar que la infidelidad pase a ser una experiencia. Es momento de enfocarse en nuevos proyectos y nuevos sueños, la vida no se va a detener o a terminar por un engaño, buscar la felicidad; un suceso puede marcar, pero no derrotar. Dar vuelta a la hoja y construir un presente en que el personaje más importante sea uno mismo.