Al igual que los músculos, podemos ejercitar la mente de a poco para que esta logre adaptarse a ciertas ideas. Podemos ejercitarla para que los problemas no resulten ser tan importantes como para complicarnos nuestra vida. Entre los ejercicios para lograrlos están:

IMPORTANCIA A LAS COSAS JUSTAS.
El secreto de la felicidad es no pensar en el problema, sino en la solución. Preocúpate solo cuando haga falta y deja de dar importancia a aquello que no la tiene. No te preocupes más de lo que haga falta, usa esa preocupación para impulsarte a resolver el problema y no caigas en un bucle donde los problemas parezcan no tener solución.
PERDONAR.
Una de las cosas que más suele complicar la vida es la falta de perdón. No saber perdonar, acumula rencor y rabia en nuestra vida. Eso es porque nos preocupamos en exceso por no dejar atrás el pasado. Perdona, no por los demás, sino porque supone un acto de liberación personal.
DESCONÉCTATE.
Una de las cosas que más hace de la vida algo complicado, es estar conectado a las preocupaciones profesionales. Date un tiempo para ti y para tu familia y respeta tu propio horario de trabajo. No hacerlo, estresa la mente y aumenta la facilidad en que las preocupaciones afectan a tu vida.
NO MÁS DIFERENCIAS.
Todo el mundo tiene sus diferencias, pero si caemos en una constante pelea por ver quién tiene la razón, entonces nos llenaremos de estrés. No se trata de ser indiferente ante la opinión ajena, sino de saber hasta dónde insistir para que esa persona sepa que se equivoca. Di tu idea, la cual tienes que estar seguro de que es correcta, dila unas 3 veces y listo, pero no te enfoques en hacer de una diferencia de ideas, una guerra.
ACÉPTATE.
Reconoce tus propios errores sin martirizarte y ríete de ti mismo. Una de las cosas que suele complicar más la vida, es enfocarse en tus propios defectos. Todos, por igual, tenemos defectos, pero los que nos hace realmente auténtico es cómo lidiamos con ello y nuestras virtudes. Enfócate por sobresaltar dichas virtudes y ríete de tus defectos, hacerlo, condiciona a la mente para que no le de la importancia necesaria como para que perturbe tu día.