Es normal que algunas personas decidan endurecer su corazón luego de una terrible ruptura. Y, para ellos, ni las más románticas y conmovedoras historias parecen ablandarlos, hasta que lo viven.
No pretendemos cambiar la mentalidad de aquellos que han decidido echar un candado a su corazón. Cada quien vive a su manera, pero, si conoces a alguien que de verdad merezca enamorarse de nuevo, compártele estas conmovedoras historias y hazle creer de nuevo en el amor.
5 conmovedoras historias de amor reales.
1. “Le coloqué contraseña a mi laptop para que nadie instalase aplicaciones o cosas que no quería. Le dije a mi marido que, si descubría la contraseña en 3 intentos, lo dejaría usar el teléfono. Al primer intento escribió “TeAmo” y acertó.
2. Justo antes de su aniversario 50°, mi abuelo fue hospitalizado por un derrame cerebral. En el hospital, incluso en su delicado estado, pero consciente, le hizo una sorpresa a mi abuela. Le escribió un poema y me pidió ir a comprarle unas flores antes de que mi abuela llegase para que lo viera con su regalo de aniversario para ella.
3. Mi novia me contó que, cuando era niña, tenía un libro sobre cuentos de hadas el cual su madre le leía. Era un libro antiguo, así que busqué fotos en internet a ver si lo conseguía, y sí, lo hallé. Ella lo había dejado en su país natal, averigüé dónde comprar uno parecido, que fuese usado para que tuviese ese aire antiguo y se lo di. Fue la primera vez que vi a alguien llorar de felicidad, no porque era la misma historia, sino porque era exactamente su libro, el cual estaba firmado por su madre.
4. Mi mamá enfermó, para ese entonces, estaba a punto de casarme. A mi madre la botaron de su trabajo y los gastos se hicieron cuesta arriba. Se lo conté a mi novio y no me dijo nada, solo se fue. Pensé que me había abandonado con mis problemas, pero, una semana después, apareció con un sobre con mucho dinero. Decidió vender su auto y muchas cosas más para dármelo y poder lidiar con los gastos.
5. Llevo 8 años de casada. Algo con lo que he tenido que lidiar es su forma poco expresiva. Le cuesta decir “Te amo”. En lugar de ello, hace la cena, ayuda a nuestros hijos con sus quehaceres y suele sorprenderme con acciones como las de ayer, cuando puso mi bata en la estufa para que, cuando llegase a casa, pudiera tener un abrigo caliente. Él me demostró que la más grande de todas las conmovedoras historias de amor, es la que se basa en las acciones, no en las palabras.