El amor, como tal, siempre será un ideal. Un tópico esencial de nuestra vida, que por darse en diferentes grados o niveles, nunca alcanzará su punto de perfección, como en las matemáticas o la física. No es una cifra; no son números. Es un sentir… Y los sentimientos no se miden: se expresan, se viven.
Lo anterior, que en principio sería un gran limitante para cualquier relación, puede volverse una gran ventaja: porque el amor siempre será susceptible de mejorar,en forma indefinida; es decir, nunca se agotará…
1. Ser celoso y celar: en el amor, el otro no es una propiedad
Los celos casi siempre son un motivo de conflicto en las parejas. Usualmente revelan baja autoestima, un nivel elevado y negativo de intento de posesión sobre el otro y, en general, hablan de nuestros miedos…
Esta actitud nos aleja del amor, porque el amor no es una “compra” personal, sino un acuerdo mutuo: no una adquisición, sino un proceso que implica pérdidas y ganancias. Es algo, ante todo, recíproco. Y en cuya esencia, debería prevalecer la equidad.
2. La infidelidad: cuando el engaño se adueña de nuestro corazón
La infidelidad es, por su parte, una manera de decir: “no llenas mi vida; necesito alguien más”… “diferente a ti”. Aunque también puede significar muchas cosas más, como una necesidad de llamar la atención, o una expresión de agresividad frente a la pareja, entre otras.
Obviamente no estamos hablando en términos absolutos, porque nadie llena la vida de nadie. Nos referimos a las grandes y complejas implicaciones, que conlleva el ser egoísta en cualquier relación; porque el egoísmo de aceptar solamente lo “bueno” de mi pareja, jamás dará buenos frutos: jamás será algo conveniente.
3. Discusión-agresión: cuando se “dialoga” a los gritos
El idioma del amor es el diálogo, no las discusiones y, muchísimo menos, la violencia o las agresiones de cualquier índole. Esta actitud nos aleja del amor, de manera significativa, porque cuando se pierde el respeto en una relación, se pierden muchísimas cosas más.
Expresar los sentimientos de una forma apropiada da origen a un vínculo sano de entendimiento. Y si dos personas hablan el mismo lenguaje, habrá mejores niveles de comprensión: se construye un idioma común o, al menos, un medio idóneo de comunicación.
4. La falsedad: cuando la mentira es la única verdad
La sinceridad es otro elemento fundamental en una relación, porque del mismo modo que no deseo ser engañado, no debería engañar a nadie. La mentira normalmente se paga muy caro. Y uno no engaña a quien verdaderamente ama. Esta actitud obviamente nos aleja del amor.
Sinceridad no es cinismo o imprudencia. No es enrostrar “verdades” incómodas para el otro. Aquí nos referimos a aquella sinceridad que te permite mostrarte tal y como eres, sin disfraces ni máscaras. Total, si tu pareja no se enamora de ti, realmente de ti, tal cual como eres, jamás existió amor.
5. No ser equitativo: cuando solo uno se hace responsable de la relación
La reciprocidad es primordial en una pareja, dado que se habla de dos y no de uno. En teoría, todo o casi todo, sobre la base de los deberes y las obligaciones, debería ser: “50 y 50” o “la mitad tú y la mitad yo”, por decirlo así.
Pero cuando se desequilibra esta balanza, los cimientos comienzan a agrietarse y la relación tiende a resquebrajarse. Comienza a predominar una persona sobre la otra, quizás en términos de poder, quizás en términos de decisión, y por ende, la relación puede deteriorarse.
Fuente: La mente es maravillosa