Soltar y dejar ir no es tan sencillo como parece, y cada persona vive el proceso de diferente manera. A continuación, cuatro (4) testimonios de mujeres, según sus experiencias.
- Testimonio 1: “Primero me sentí devastada, no te sientes a la altura de nada ni de nadie. Después te das cuenta de que hay muchas cosas que puedes hacer por ti misma y sabes que no necesitas estar con alguien para realizarte como mujer.

Volteas a ver toda tu vida y te das cuenta de que es bastante buena y que no necesitas nada más, no es necesario tener a un hombre y, en ese momento, así de fácil, borré a mi patán. Una vez que te quitas eso de encima, avanzas y crees en lo que eres capaz de hacer”.
- Testimonio 2: “Es muy frustrante saber que no eres lo suficiente para que alguien adapte su vida contigo, pero lo es más que él no ha encontrado a esa persona porque sigue siendo un patán.
Tiene la oportunidad de estar con una persona que lo puede amar tanto y que no sepa cómo reaccionar por sus miedos. Empecé a verle todos los defectos que tiene, no tiene madurez emocional (no quiero sonar clasista) pero quizá yo valga más por lo que he logrado y él ni siquiera tenga un plan de vida.
Confundí toda su atención, pensé que me trataba bien, hasta que me di cuenta de que no. Y lo tomé como un favor el que no me haya aceptado porque entonces habría sido un infierno. Le deseo lo mejor, ojalá encuentre a alguien que verdaderamente quiera y lo quiera”.

- Testimonio 3: “Es muy difícil. ¿Es posible? Creo que no lo he hecho, me gusta pensar que sí. A veces me he dado cuenta de que cambio a un patán por otro y no está bien darte cuenta de que te gusta gente así.
He intentado identificar las cualidades en común de esos patanes y saber que probablemente es problema de inseguridad mío y del tipo de relación amorosa que creo que me merezco.
También es cuestión de miedo porque crees que el patán no te va a lastimar tanto porque muy en el fondo sabes que no es el indicado a diferencia de alguien que te puede querer bonito y de quien te puedes enamorar perdidamente. Eso me dolería más”.

- Testimonio 4: “He tenido suerte, no me han tocado tan patanes. Una vez estuve con alguien que me juró que nos casaríamos y después me cortó por mensaje. Lo primero que hice fue contarle a mi mamá, el hecho de que mi mamá supiera y me diera su opinión me hizo sentir mejor.
Me deprimí mucho, empecé a fumar, pero sabía que eso no era bueno por lo que busqué un hobbie: empecé a hacer ejercicio, yoga, leí libros nuevos y escuchaba podcast y eso me ayudó bastante. Y claro, viajar, después de él decidí conocer muchos lugares y ser libre”.