Las relaciones tienen 3 etapas: El enamoramiento, la llegada del amor y la madurez. Cuando una relación es madura, se considera que el proceso de enamoramiento ha terminado y el amor ha prevalecido, pero más allá de eso, la estabilidad emocional se ha mantenido en pie frente a las adversidades, a esa etapa se le llama “plenitud” o madurez. Para saber si tu relación ha llegado a tal punto, puedes ver si poseen estas 4 características.
Confianza y comunicación.
Las relaciones más plenas sientan su confianza en la buena comunicación. La capacidad de expresar todo lo que sentimos es, por mucho, la mejor forma de hacer que la otra persona esté consiente de nuestro amor por ella. La confianza nace partir de que las palabras se vuelven un soporte de nuestras acciones, pues son estas, las que en realidad ganan la confianza ajena.
Todo fluye naturalmente.
Cuando sientes que nada es forzado, ni las acciones ni las palabras, ni el tiempo y canciones que dedicas, ni los escritos y visitas a sus amigos y familiares. Cuando sientes que todo sale porque te place hacerlo y no porque resulta una “responsabilidad”, entonces estás amando de forma madura.
No hay que tener otra cara.
Te muestras tal y como eres a esa persona, pues sientes que te ha logrado aceptar con todos tus defectos y virtudes. Esa sensación genera calma y paz en la relación, algo que es realmente difícil de conseguir la verdad.
Independencia y autonomía.
Finalmente, una relación madura respeta y valora la independencia del otro, así como reconoce que, a pesar de saber pudo vivir sin esa persona, prefirió estar con ella. Es el poder de elección lo que hace al amor lo que realmente es, una decisión en que ambas partes se entregan con respeto a la libertad del otro.