Los cambios son procesos que ninguna pareja puede evitar. Por una parte, tenemos los cambios individuales, y por otro, los cambios en común, que son propios de ambas personas. Sea cual sea su carácter, enfrentarlos juntos es primordial para que estos no afecten de manera negativa la salud de la relación.
- Desempleo: Si conociste a tu pareja, teniendo un empleo estable, y de repente se queda desempleado, el cambio no solo le afectará a él como individuo, sino también a la forma en que se manejaba la relación. La cantidad de tiempo que tendrá tu pareja para estar contigo, será mayor. Por una parte, eso es bueno, por otra, el nivel de estrés aumentará gradualmente cuando las cuentas empiecen a ser justas. La falta de dinero es un grave problema en una relación madura. Pueden decir que cuando hay amor, todo se supera, pero venga, no caigamos en fantasías, que la estabilidad económica no es un cuento de hadas, por lo que la pareja deberá afrontar este problema con fortaleza.
Hijos: Nadie está preparado para ser padre, esa es una realidad. Pero cuando sucede, es hermoso. Un hijo es la evolución de la pareja, la cual mutará y se transformará en familia. Dentro de este cambio, se lidiará no solo con el hecho de ser padres por primera vez, sino que, el hijo traerá consigo nuevos retos, como, por ejemplo, la manera en que la adolescencia le afecta y la entrada a su vida adulta.
- Mudanza: Los cambios de hogares no son solo mover cosas de un lugar a otro. Un hogar tiene un arraigo emocional con las personas. Siempre que se busque la estabilidad personal y común, el cambio de hogar será una manera de empezar de cero y dará nuevas oportunidades para fortalecer la relación.
- La edad: Envejecer juntos, es un privilegio que muy pocos tienen. Pero es un cambio drástico cuando pasamos de una década a otra. Al entrar a los 30 años, las cosas comienzan a tornarse un poco más serias. Las responsabilidades parecen adquirir un carácter más prioritario y las ideas del matrimonio, si aún no se han casado, comienzan a ser más palpables. A los 40´s, la estabilidad parece premiar a la relación, pero se comienza a lidiar con los suegros, por el tema de que ellos necesitarán un mayor cuidado. A los 50´s, es momento de afrontar difíciles momentos. La pérdida de familiares cercanos es un hecho y es ahí donde tu pareja, se vuelve el mayor de los apoyos. Finalmente, Los 60´s, 70´s y 80´s son las edades del descanso, donde te haces abuelo y donde ves, al lado de tu pareja, el fruto del amor que ambos sembraron.
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