Hay relaciones de amor que nos marcan para siempre y aunque se hayan roto hace tiempo han dejado un profunda huella en nosotros. Tanto es así que las sensaciones vividas quedarán siempre en la impronta de lo que somos.
De forma inconsciente e implícita, ese recuerdo condicionará lo que esperemos, necesitemos y evitemos en las relaciones siguientes. Incluso puede ser una fuente de frustración por no haber experimentado esas sensaciones tan intensas y revitalizadoras mucho antes.
Muchas películas se hacen eco de este tipo de vivencias y nos hacen reexperimentar aquellas sensaciones que teníamos dormidas a través de las historias que vemos en pantalla. Activan nuestros “nodos nostálgicos” -que dirían los psicólogos conductistas- a través de ciertas claves como miradas, arrebatos y lamentos.
Vamos a recomendarte tres películas que actuarán como estas claves. Ideales si quieres recordar lo bello y lo doloroso a la vez, pero que una vez fue único. La nostalgia, al fin y al cabo.
El paciente inglés
Hay historias de amor en pantalla que son bonitas, agradables y sencillas. Sin embargo, hay otras que son un todo o nada, un roce suave que acaricia una cuchilla del amor más apasionado y tóxico a la vez.
Ese es el caso del film “El paciente inglés”, que nos transporta a la historia de dos amantes ocultos que traicionan la tradición. Lo hacen entregándose con pasión a la fidelidad de una cierta locura escondida en la incertidumbre del misterio.
“El amor es una ilusión, una historia que una construye en su mente, consciente todo el tiempo de que no es verdad, y por eso pone cuidado en no destruir la ilusión”.
– Virginia Woolf-
Su amor es cálido y parece estar aderezado con incienso afrodisíaco, que esparce por el desierto su destino trágico, suntuoso y único. En el relato de un hombre calcinado en piel vemos como sus recuerdos no han adquirido la agriedad de las cenizas.
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Se conservan en la música, en los huecos huesudos de su amante, en la oscuridad de una cueva y en la magnitud de un dedal. Todo lo bueno y lo bello que puede abrazar en la luz a un hombre con un pasado con demasiadas sombras. El amor parece salvarle del dolor y hacerle sentir seguro para afrontar la muerte con la certeza de haber vivido lo más bello.
Cinema Paradiso
Qué sería de los amantes de la nostalgia y del cine si no existiera “Cinema Paradiso”. Habría que inventarla pues. Ver “Cinema Paradiso” es como morder un trozo de la nostalgia más bella que produce recordar tu infancia (mas si esta fue bella y cinéfila). Digerirla con la belleza del paisaje y la música italiana a la par que sientes el amor más puro e inocente del provinciano y joven Totó por Elena.
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No diremos que la película es todo azúcar y buen “augurio”. Cuesta y hasta da miedo contemplar como un hombre queda tan marcado por su primer amor que sus sentimientos no han podido ser nunca infieles a esta nostalgia. Es bello y triste a la vez.
La última escena aparece pues como una metáfora: hay belleza en todos los besos que se dan, pero también emocionan aquellos que fueron censurados o escondidos, aunque con ellos se instalen el precio de la propia felicidad en la madurez . Una madurez hipotecada emocionalmente por una inversión plena sin avales en plena juventud.
Los Puentes de Madison
Si un primer amor puede marcar para siempre la vida de una persona, un amor en la madurez habiendo vivido con una pareja sin nunca sentir realmente pasión ella puede resultar todavía más nostálgico cuando adquieres consciencia de ello.
Te recuerda todo lo que un día pudiste tener y las convenciones sociales y “deberes emocionales” te arrebataron. Los Puentes de Madison es una arrebatadora historia en la que una mujer “procuradora de vida y de bienestar” se entrega por primera vez en su vida al instinto, sin sentir que pierda la razón.
Una mujer que se siente simple, insignificante e irrelevante ante un hombre “de mundo” que descubre que quizás nunca experimentó en ninguno de sus viajes tanto ardor y bullicio en su interior que junto a esa sencilla ama de casa. Una película que refleja lo absurdo del amor, las relaciones y la pareja: millones de personas en pareja sin armase y otros miles de verdaderos amantes y cómplices separados.
Fuente: La mente es maravillosa