Cuántas veces nos traicionamos a nosotros mismos, nuestros valores, nuestras proyectos,etc, por comprometernos con las personas que amamos. Y a veces cuando abrimos los ojos ya es demasiado tarde porque nuestra dignidad está completamente manchada.
“YO SOY LA PERSONA MÁS IMPORTANTE DE MI VIDA”
Si hiciéramos el ejercicio de internalizar esta frase y ser conscientes de ello, comenzaríamos a actuar de una forma más sana y favorable.
Formas de atentar en nuestra contra:
No amarnos: Atentamos con nuestro amor propio cuando no nos aceptamos como somos, criticamos nuestro cuerpo, nuestros planes, sentirnos incapaces, etc.
No respetarnos: Alejarnos de las cosas que nos hacen felices y estar rodeados de personas que resultan hirientes, que nos restan y nos perjudican.
Colocar como prioridad a otra persona: Que nuestro centro no esté en nosotros, que nuestro mundo gire alrededor de otra persona, aún siendo estos padres, hijos, parejas, etc, es una forma de atentar en contra de nuestra esencia y naturaleza.Erróneamente creemos que el amor proviene de una pareja, cuando el amor está en nuestro interior. Cuando realmente ese canal de amor está libre de perturbaciones, podemos vernos tal y como somos y aceptarnos, sin esperar nada de nadie, sin buscar aprobaciones, sin permitir que nos dañen, dándonos el lugar más importante de nuestras vidas. Porque amarnos requiere de autoconocimiento, de respeto, de aceptación y de compromiso.Cuando somos conscientes de todo ello, es más sencillo establecer relaciones sanas, no podemos dar lo que no tenemos dentro. Mientras estemos más en sintonía con nosotros mismos, manifestaremos grandes beneficios, rodeándonos de gente que nos ama y nos respeta, orientándonos a lo que nos hace feliz, gozando una vida más saludable, sintiéndonos mejor con nosotros mismos, con nuestro cuerpo, con nuestros logros, con nuestro crecimiento. Dándonos el valor que nos merecemos. Nuestro mayor compromiso es el que asumimos con nosotros mismos.
Fuente: Rincón del Tibet