Ya no tienes permitido entrar a mi vida ni a mi corazón. Te dejo.

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Nunca creéis que esa  persona que tanto te genero felicidad una vez fuera también la responsable de generarte dolor en tu corazón y aparte te hiciera sentir sola y completamente miserable. Pero ya curaste tu corazón, besaste tus heridas y las aceptaste como parte de ti misma para de esa manera continuar con tu vida.

Te distanciaste ya que este  te trataba como una opción más, estabas totalmente agotada de estar de última en su lista de prioridades pero lo amaste demasiado que te negabas a marcharte, y en el proceso de amarlo tanto te perdiste por completo.

Te mencionaba que te amaba, que no podía ver  una vida sin ti, hasta te prometió un amor para siempre, te dijo que cambiaría aquellos malos hábitos que tenía por ti. Pero ahora debes dar gracias que no lo hiciera, que siempre fuera el mismo inmaduro ya que así conseguiste la fuerza que necesitabas para dejarlo

Tomó algo de  tiempo sanar, pero lo lograste. Comprendiste quien eras en verdad, en valor que tú tienes y lo que mereces. Ahora sabes bien que todo el tiempo que estuviste con él, el dolor y la angustia, fue para obtener  las mejores y más duras enseñanzas de vida. Esa relación te ayudo a crecer como ser humano, a darte cuenta de tu valor y de aquellas cosas que no quieres en la vida. Ahora has descubierto tu verdadero ser.

Luego de estar lejos de aquel dolor, de la culpa, de la desesperanza, te sientes muy  agradecida de no seguir juntos, de haberte marchado. Puede que ahora venga y te diga que realmente lo siente, que se equivocó, que te quiere mucho y necesita regresar contigo. Pero esta vez las puerta se ha cerrado para él y así estarán para siempre.