Hay verdades que son irrefutables, que no dan lugar a la discusión, y en este contenido quedan reflejadas dos de esas verdades; una es que los osos son golosos, la otra es, que si no puedes con tu enemigo, únete a él.
Y es que hay cosas contra las que no se puede luchar; por eso, cuando uno se cansa de combatir, tiene que cambiar la perspectiva, hacer otra lectura de su situación e intentar sacar provecho de su mal; aquí os dejamos un claro (y gráfico) ejemplo.
Los osos aman la miel, lo hemos visto en las películas de Disney y lo hemos leído en los cuentos pero, este hecho no es tan dulce y tierno como parece.
En realidad, es un problema para algunos apicultores, ya que estos animales, a veces, entran en las granjas de abejas y roban la miel destruyendo las colmenas en el proceso.
“Hay verdades que son irrefutables […] una es que los osos son golosos, la otra es, que si no puedes con tu enemigo, únete a él”
Harto de que los osos robaran su miel, el apicultor turco Ibrahim Sedef, decidió que si no podía detenerlos, podría aprovechar sus habilidades; tras intentar proteger la miel, con jaulas de metal alrededor de las colmenas o dejando bocadillos para que los osos cambiaran su menú, se dio cuenta de que nada funcionaba.
Cansado y frustrado porque ninguna de sus “trampas” surtía efecto, pensó que, al menos, podría aprovechar las habilidades gustativas y olfativas de los osos como catadores para vender y publicitar sus productos.
Para llevar a cabo su empresa, Ibrahim montó un sistema de cámaras nocturnas y una mesa con cuatro muestras del tipo de miel que elabora, desde la más barata a la más cara.
En las fotografías que se tomaron durante los asaltos nocturnos de los oseznos, se demostraba que estos animales tienen un paladar exquisito y refinado ya que, por ejemplo, ni siquiera tocaron la miel de cerezo más barata.
Lo que sí les gustó fue la variedad Anzer, una famosa miel turca que Ibrahim vende por 275 euros el kilo; solo se produce en Turquía y recibe su nombre porque se elabora en la llanura Anzer del distrito Ikizdere de la provincia Rize.
Desde luego que la mejor publicidad que puede hacerse de un producto gastronómico es una cata en directo realizada por zarpas expertas.